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V. L. 

Mentiría si dijera que nunca soñé con nuestro primer beso. La primera vez que me di cuenta que me gustaba Greg fue cuando se mudaron.

Al principio lo extrañé mucho, él se convirtió en un amigo muy cercano. Pero, después me di cuenta de algo: no había día en que no pensara en Greg Feder.

A veces fantaseaba con el quehubierapasado, imaginaba varios escenarios en donde compartiéramos nuestro primer beso.

El estrés del examen a la universidad llegó y dejé de pensar en él. Me enfoqué en la escuela. Cuando supe que aprobé el examen el nombre de Greg Feder desapareció por completo en mi mente.

Conocí a chicos en la facultad y dejé de esperar por él. Besé, disfruté y me acosté, como cualquier persona de mi edad.

Cuando nos separamos sonreímos, dejé un beso casto en sus labios y seguí mirando sus fotos.

Sentí como sus manos abrazaban mi cintura y me pegaba a él.

— No sabes por cuanto tiempo soñé con ese gran beso.

Sonreí y giré para verlo, coloqué mis brazos en sus hombros.

— Me encanta tu hoyuelo —besó mi mejilla derecha.

— Y a mí me encantas tú —lo volví a besar.

El beso comenzó con la suavidad de una pluma, apenas un roce de labios que despertó sensaciones adormecidas. Pero pronto, la pasión que había estado latente cobró vida.

Nuestros labios se encontraron en un baile frenético, hambrientos y ansiosos por explorar cada centímetro de piel. Nos abrazamos con fuerza, fundiéndonos en un abrazo apasionado que nos dejó sin aliento.

El beso se intensificó con cada segundo que pasaba, nuestros cuerpos moviéndose al compás de un deseo incontenible. Mis manos se aferraban con fuerza a su cabello.

El fue bajando poco a poco sus besos a mi cuello, suspiré por el estremecimiento que me daban sus labios contra mi piel.

Sentí como algo vibraba en su cama. Lo tomé de los hombros alejándolo de mí.

Greg sacó su celular y miró la pantalla de este.

— Mierda, lo olvidé.

Lo miré detenidamente.

— Lo lamento, Tori. Tengo que hacer algo.

Asentí.

— Bien, vamos.

— No, puedes quedarte aquí. N-no tardaré —noté un leve nerviosismo en su tono de habar, pero lo ignoré.

— No, tengo que ir para ver como está Bean.

Él asintió y nos dirigimos a su puerta. Cuando iba a salir, me tomó rápidamente de la cara y me dio un pico.

— Lo estropee ¿verdad?

— No, no, no. Todo está bien —le sonreí y coloqué una mano en su hombro.

— Te ves hermosa con ese vestido.

Me reí levemente y le agradecí mientras bajábamos las escaleras.

(...)

Después de ver que Bean se durmió caminé a la cocina, pero paré en secó al ver que Nick y el perro de los Feder se besaban. Sentí nauseas al verlo. Rápidamente caminé a la salida de atrás.

Al salir lo primero que vi fue como un chico cargaba a Kelthie como princesa mientras murmuraba cosas.

Todos se golpeaban, eran los universitarios contra los que estábamos en la casa.

— ¿Tori? —giré a ver quién me llamaba.

Era Sally, como siempre estaba borracha.

— Hola, Sally. ¿Qué haces aquí?

— Andy quiso venir a vengarnos de los viejos que arruinaron la fraternidad.

Su fuerte aliento a alcohol me llegó, arrugué la nariz.

— Ven, vamos —me tomó de la mano y estuvo caminando sin rumbo fijo— ¿tú que haces aquí, Vika?

— Es la fiesta de uno de los amigos de mi padre.

Agradecía que ella estaba tan borracha que no entendía nada de lo que dijera, ni se acordaría de nada al siguiente día. La conocía porque teníamos amistades en común, una vez ella fue a una exposición de la Universidad y nos presentaron, en cuanto ella se enteró que regresé aquí me invitó a la fiesta en la cantera.

Paró en seco al ver que Greg pateó a un chico en su entrepierna.

— ¡Eres un traidor, Boomer! —pateó a Greg como él mismo lo hizo a el chico.

Abrí mis ojos sorprendida.

— ¡No se llama Boomer! —una chica salió de la nada golpeando a Sally en la entrepierna. Hice una mueca de dolor, auch. — ¡Es Gary!

— Es Greg —él se retorcía de dolor.

— Oh, Greg.

La chica se acercó a él y lo besó, o bueno, intentó. Greg rápidamente se apartó aún con el dolor.

Miré a Sally, checando si se encontraba bien.

— Lo siento, Nancy. No puedo.

— ¿Para eso me invitaste?

— Es que yo no—

Ella se alejó de él dejándolo con la palabra en la boca. Esperé un poco para acercarme a él.

— ­¿Estás bien? —tomé su hombro.

— ¿Me veo bien? —a duras penas sonrió.

— Eres estúpido —sonreí y lo llevé hacia su casa.

(...)

Veíamos The Walking Dead en el cuarto de Greg. La pelea se había acabado cuando Andy fue atacado por un venado. Tenía mi cabeza recargada en su hombro.

— Invité a Nancy a la fiesta —dijo de repente.

— Me di cuenta.

— Ella me gustó durante toda la preparatoria, después de que regresara. De alguna manera me recordaba a ti, porque bueno, las dos son rubias. Pero después de que nos encontráramos y habláramos me di cuenta que en realidad no se parecían. Nadie podía igualarte, Tori.

Tragué hondo y dejé de mirar a Daryl y Rick para mirarlo.

— ­Está bien, Greg. Gracias por ser sincero conmigo —lo besé—, tú también siempre me gustaste.

Los dos sonreímos, si él no lo iba a decir yo lo haría.

La noche pasó rápidamente con las sesiones de besos y cursilerías que decíamos.

— Soy adicto a tus besos —fue lo primero que dijo al separarnos—, eres hermosa Victoria Lamonsoff.

Tomó mi rostro en sus manos, sonreí.

— Que guapo eres Greg Feder.

— ¿Quieres salir conmigo?

Sentí como mi corazón se aceleró cuando preguntó eso.

— Me refiero a salir con citas, no como novios, pero si tú quieres, aunque sea muy pronto. Sí, no, mejor solo cita, digo apenas nos conocemos, bueno no, nos conocemos hace años, pero—

Interrumpí su parloteo con un beso suave.

— Claro que quiero salir contigo, Feder.

Él sonrió y nos volvimos a besar tumbándonos en su cama con una sonrisa en nuestros rostros.

FIN.

A. V. D. 

Strokes² ─── Greg Feder [Grown Up 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora