☹︎{Chapter Two} Juguemos, muñequita☹︎

223 35 2
                                    

7:00pm
Seúl - Corea del Sur

Un lindo chico pelimorado estába sentado en el frío piso de cerámica de aquélla enorme y obscura casa. Sus aporcelanadas y blanquecinas manos sostenían un lindo cachorrito de peluche, el cual había bautizado cómo Nun; que en hangul significa "nieve". Nun era el único objeto que lo hacía sentir protegido en aquella mísera casa en la cuál el monstruo lo obligaba a vivir.

Nun era su único amigo en el mundo, la única compañía que tenía en su suplicio. Yeosang no podía tener amigos o tan siquiera salir de aquella casa, ya que el monstruo no se lo permitía, alegando qué su muñequita era demasiado valiosa cómo para dejarla salir a las tumultuosas calles de Seúl.

-Nun, ¿tú sabes lo que es la libertad?-

Preguntó Sangie a su peluche, obteniendo cómo respuesta un silencio sepulcral.

Yeosang había olvidado lo que era la libertad. "Libertad", aquella palabra había sido totalmente arrancada de su vocabulario y cambiada por la palabra "cautiverio". Si le preguntarán a Yeosang el significado de libertad éste no tendría palabras para expresar algo que había perdido cuándo era tan sólo un niño. La palabra libertad había perdido completamente su valor desdé hacía años, específicamente en aquella noche de halloween.

Aquél día Yeosang no tuvo que fingir ser una muñeca. El monstruo no había abierto su tienda del infierno y debido a eso no tuvo que permanecer encerrado en aquella vitrina; en el cuál fingía ser una muñeca de porcelana cada día.

Él estába sólito en la casa, ya que Choi Jongho, su secuestrador, había salido de casa muy temprano por la mañana.

《Espero que el monstruo no vuelva aún, no quiero que me haga "jugar" otra vez. ¡No quiero, no quiero, no quiero!》

Pensaba nervioso Yeosang abrazando con fuerza a su peluche.

Lamentablemente los abusos sexuales no terminaron en aquella ocasión. Con el paso del tiempo Jongho abusaba de Yeosang sin piedad o lastima alguna, marcaba y reclamaba el cuerpo de Yeosang como suyo. Yeosang odiaba ver todas aquellas marcas adornando su blanquecina piel, pero para Jongho, ver esas marcas en el cuerpo de Sangie era algo hermoso y digno de admirar.

Cada marca, cada mordida, cada chupetón en su cuerpo le hacían ver a Yeosang que tenía dueño, que su cuerpo y todo su ser ya no le pertenecían. Lamentablemente, Yeosang ya no tenía ningún derecho sobre su cuerpo.

Por que todo su ser le pertenecía a Choi Jongho.

Frotando uno de sus ojitos el pelimorado se levantó del suelo, sintiendo al instante dolor en la parte baja de su espalda. Yeosang sólo logró suspirar a eso, ya que sabía la horrorosa razón detrás de su dolor. Cuándo al fin estuvo en pie decidió subir a la segunda planta para poder jugar mejor con Nun, pero lamentablemente; cuándo iba a empezar a subir estas el sonido de llaves tratando de abrir la cerradura de la puerta se hizo presente; haciendo que el miedo llene la mente de Yeosang.

《¡Debo esconderme! ¡No dejaré que el monstruo me encuentre!》

Gritaba Yeosang en su interior empezando a subir de manera rápida el tramo de escaleras.

¡Corre, lindo Yeosangie! ¡Corre con todas tus fuerzas!

La puerta fue abierta, dejando ver la macabra figura de Jongho. Sus obscuras pupilas miraba por los alrededores, tratando de encontrar al "objeto" de su deseo.

-¡Muñequita! ¡Sal de donde quiera que estés!-

Exclamaba Jongho de manera juguetona.

Obtuvo silencio cómo respuesta. Jongho sólo esbozó una sonrisa ladina.

-Así que mi muñequita quiere jugar a las escondidas, muy bien. ¡Lista o no, allá voy!-

Exclamó empezando a subir las escaleras.

Lágrimas salían de los ojitos de Yeosang, la sola idea de saber lo que pasaría con él si Jongho lo encontraba lo aterraba en sobremanera. Corriendo por los pasillos buscaba desesperado una habitación en la cuál pudiera esconderse.

《¡Gracias a Dios!》

Pensó encontrándose con la puerta negra que lo llevaría a una de las habitaciones principales.

Sin pensarlo dos veces abrió la puerta y se introdujo en la habitación.

La oscuridad reinaba en aquella habitación y sus manos trataban de palpar alguna pared en donde pudiera apoyarse. De un momento a otro sus piernas chocaron contra el borde de la cama, sin dudarlo se agachó y se metió de inmediato debajo de la cama.

Trataba de acallar sus sollozos y abrazaba con fuerza a su peluche esperando relajar los acelerados latidos de su corazón. Yeosang estába completamente aterrado y rezaba por para que el monstruo no lo atrapara.

En la habitación reinaba el silencio. La respiración y los latidos de Yeosangie empezaban a calmarse, pero toda aquella tranquilidad se fue debido al ruido de pasos que empezaron a escucharse desde afuera de la habitación.

La puerta fue abierta y la respiración de Yeosang se detuvo al instante.

-Muñequita... ¿dónde estás, mi linda muñequita?-

Decía Jongho de manera juguetona encendiendo la luz, y paseando su vista por toda la habitación.

Las lágrimas volvieron a llenar los ojos de Sangie, el terror llenaba completamente su ser.

-Oh, mi muñequita no está aquí. Iré a buscarla en otro lado.-

Dijo Jongho en un tono que demostraba decepción.

Yeosang creyó suspirar de alivio cuando la luz fue apagada y la puerta cerrada.

Pero aún así un mal presentimiento persistía en su ser.

《Algo está mal, la puerta fue cerrada y la luz apagada; pero ¿por qué no escucho los pasos del monstruo alejarse?》

Pensaba el pelimorado.

En eso, los pies de Yeosang fueron jalados, haciendo que éste soltara un grito de terror. Por desgracia el monstruo lo había encontrado.

-Te encontré, mi linda muñequita.-

Musitó Jongho, mirando fijamente a Yeosang.

-P-por favor, J-Jongho... No m-me hagas daño.-

Exclamó Yeosang entre lágrimas.

-¿Yo? ¿Hacerle daño a mi muñequita? Nunca haría eso, sólo vamos a jugar, bonito.-

Respondió en un tono macabro, cosa que hacía que Yeosang temblara.

Yeosang negaba rápidamente con su cabeza, no quería jugar, no quería jugar nunca más. En su interior sabía que no importaba cuánto lo intentara nunca podría evitar su destino.

Nunca podría evitar lo que ya era inevitable desdé un principio.

Trató de escapar, pero fue inútil, ya que el monstruo lo tomó en sus brazos y lo cargó en su hombro; cómo si fuera un costal de papas.

-Está noche nos divertiremos mucho, bonito.-

Dijo sin más Jongho para tirar a Yeosang a la cama.

-Pero primero...-

Comentó Jongho llevando su vista a la puerta.

Caminando unos pasos cerró con llave la puerta.

Al cerrarse la puerta el infierno de Yeosang vuelve a empezar una vez más.

☹︎¡No soy una muñeca! (JongSang) (Terminada)☹︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora