No hay paz ni siquiera en el mas allá

Una curiosa tienda

El espíritu rubio empezaría a caminar por todo el cuarto, el cual, estaba bastante desorganizado, era un espacio cuadrado en una esquina estaba la entrada o salida de la habitación. El rubio primero se centraría en el escritorio en el cual reposaban unos diez o quince libros. Arthur trataría de agarrar uno en específico, el titulo le costó bastante descifrarlo ya que el idioma había cambiado bastante para el chico, pero descifro algo como "Historia, cuarto nivel". El chico trataría de agarrar el libro, pero apenas entraría en contacto con este lo atravesaría.

-Cierto... Estoy muerto...- Expresaría Arthur con un tono de inconformidad

Después de eso el espíritu centraría su atención en una repisa donde había bastantes "muñecas" con diversos trajes cocidos, algunos completamente hechos y otros a medias, por decirlo así sin terminar, la mirada de Arthur ante esos juguetes era entre asombro debido a que le resultaba bastante interesante los detalles de esculpido de las "muñecas" pero por otro lado se le hacia raro que una persona como lo es Nara tuviese unos juguetes así. Después de eso centraría su vista en el celular de Nara.

-Que clase de magia negra utilizara esa caja para poder comunicar a dos personas en dos puntos destinitos- Se cuestionaría Arthur viéndolo con la misma mirada que pondría un bebe descubriendo sus manos

Después de eso pasaría un rato vagando por el cuarto caminando en círculos hasta que se sentaría frente a la puerta y empezaría a hablar consigo mismo

-Por que dura tanto... Tal vez... Y si.... Si, por que no, que es lo peor que puede pasar- Diría entre dientes aquel fantasma

El chico atravesaría la puerta terminando en el pasillo principal de la casa enfrente de el se hallaban 3 puertas una al fondo del pasillo y las otras dos se encontraban al frente de la puerta de la que acababa de salir.

-Y ahora para donde, por que, siendo sincero, no recuerdo por donde llegue ayer- Dijo Arthur mirando hacia ambos lados del pasillo -Pues exploremos, de todas formas, no pierdo nada revisando este lugar-

Empezaría por la que estaba al fondo del pasillo este atravesaría la puerta y se encontraría con un espacio algo reducido con suerte podrían caber 1 o 2 personas en esa habitación. Estaba rodeado de abrigos, cajas, paraguas y otras cosas. Luego saldría y atravesaría la primera puerta que estaba directamente al frente de la puerta del cuarto de Nara. En esta había una gran cama matrimonial un armario de madera, que al rubio le gustaba bastante por su tallado, había unos zapatos debajo de la cama y no mucha más que decir un cuarto bastante ordenado, aunque claro, después de ver el de Nara cualquier chiquero es mas ordenado que el cuarto de la castaña, o por lo menos así pensaba Arthur. Después de esa pequeña exploración Arthur se dispondría a seguir el pasillo para ver si divisaba a Nara hasta que este empezaría a escuchar su voz, asomaría un poco la cabeza y vería a la castaña junto a su madre en una mesa desayunando; el rubio solo se quedaría en un punto de vista donde Nara no pudiese verlo mientras escuchaba a las dos mujeres conversar.

...

Nara estaba sentada frente a frente con su madre, la cual, tenía una expresión de pocos amigos, la castaña tendría en frente un plato con un par de tostadas con unos huevos y unas zanahorias rayadas, un desayuno bastante aceptable. Eso seria una mañana ideal si no fuera por la severa cara de su madre. Nara agarraría una tostada y trataría empezar a comer con algo de temor de lo que pudiese decir su madre quien a los pocos segundos le referiría la palabra a su hija.

-Y bien, ¿cómo piensas explicar lo de anoche?

-¿La que?

-No te me hagas la tonta, jovencita, ayer llegaste a las dos de la mañana y azotaste la puerta de la casa a patadas, que tienes que decir en tu defensa, ¿eh?