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Caminabas perdida por los pasillos, observando a la gente ir y venir de un lado a otro, tal vez igual de perdidas que tú, algunos iban solos, otros ya iban en grupo, quizá ya se conocían o tuvieron la habilidad de conocer a gente que los comprendían, de ensueño para ti. Mientras ibas comenzaste a tararear algunas canciones que recordabas intentando contener tu ansiedad por ir a un lugar nuevo y desconocido.

Comenzó a subirte el ánimo mientras seguías hasta llegar a una gran puerta, alta y llamativa, caminaste hasta llegar a ella y con cuidado la tocaste, admirando el tamaño.

Cielos, jamás habías visto puertas tan grandes, pero te pareció muy adecuado para aquellos que su don les entregaba más altura, estructura o un don que afectará en su físico. Con cuidado tomaste la manija y abriste la puerta encontrando a un grupo diferente, cada quien por su propio lado.

No reconociste a nadie. Caminaste hasta un asiento libre, un banco también aburrido como se veían todos, justo a tu lado había un muchacho de cabellos rojos, de un tono carmesí, te pareció realmente muy lindo, tan lindo que quisiste decirle eso "Hola, me gusta tu cabello" era tan simple decirlo, pero también sonaba tan estúpido ¡Pero te habías hecho una promesa! Ibas a mejorar, pero parece que él noto tu mirada sobre su cabello y como parecía que te preparabas para decir algo, porque en un instante se levantó del banco con su mochila en su mano hacía otro asiento. Necesitaste un segundo para entender lo que había sucedido.

Tal vez nadie te estaba mirando, pero en ese momento sentiste ojos, tantos ojos a tu alrededor, observando el como tu sola presencia fue suficiente para que se fuera, solo tomo sus cosas y se marchó, parecía que ni siquiera lo pensó. Tus labios se contrajeron mientras tu cara comenzaba a taparse con la sombra de tu incomodidad.

Con la de la humillación.

Solo te quedaste mirando tu banco, no quería mirar a ningún lado, te sentaste y tomaste tu teléfono con ganas de actuar como si chatearas con alguien pero si se llegaban a poner detrás de tí y te vieras, solo te generaría un sentimiento peor. Así que buscaste algo que escuchar en la música que habías descargado y sacaste tus pequeños auriculares, para poder pensar en cualquier cosa menos esa.

Era una canción en español que habías escuchado más de una vez, respiraste hondo tratando de pensar en el sentimiento que transmitía y no lo que sentías ahora.

Tus ojos se cerraron mientras reposabas tu cabeza sobre tus brazos. La música resonaba en tus oídos como una manera de huir de la realidad que te daba tanta incertidumbre.

De casualidad viste al mismo chico de antes, conversaba con un chico de cabello azabache, parecían llevarse bien.

Y aún sintiéndote mal, esperaste que al menos ellos la pasarán bien.

Quizá fueron unos pocos minutos hasta que apareció un hombre de cabello oscuro y mirada cansada. Su traje de color negro y sobre sus hombros, envueltas en su cuello, una vendas de color gris casi blancas, era un hombre alto, que se notaba muy cansado, pero igualmente dispuesto a ponerse frente a la clase.

Pausaste la canción para escuchar lo que él estaba apunto de decir, pero no llegaste a oírlo, solo viste al grupo levantarse mientras se quejaban en voz alta e iban a la puerta.

"Carajo".

Saliste con todos, mientras mirabas al profesor esperando que él diera alguna señal sobre lo que ahora harían. Viste como los grupos se dividieron, mujeres y hombres yendo cada quien a un lado, caminaste detrás de las demás chicas y entraron a los vestidores, al ver cómo tomaron el uniforme deportivo, no dudaste en tomar el tuyo y aún avergonzada de no ser la única ahí, te cambiaste la ropa.

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⏰ Última actualización: May 09 ⏰

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Segundo año ───  bnha/f! readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora