amantes

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Megumi había llegado a su Isla, al ser un lugar seguro podía caminar por las calles sin problema aunque a Sukuna no le agradará la idea tenía que ir a su lado siempre, le hacia feliz en cierta manera ver un lugar tan pacífico, calles llenas de color y niños corriendo felices por las calles; el podia ser un jefe de la mafia, pero jamas involucraba a gente inocente, y sobre todo, acababa con los mas corruptos, desde joven entendió que el fuego se debe combatir con fuego, la justicia es corrupta todo el tiempo, y el habia creado otro tipo de mafia, aveces la muertes eran inevitables, pero siempre trataba de darle a todos lo que se merecian, como el tipo de hace dos días, Suguru Geto, había sido un buen agente doble por un tiempo, pero el dinero corrompe a los humanos mas débiles, y había empezado a quedarse con cantidades absurdas, e incluso casi filtra información de su paradero, una persona así, sin duda no le servía, tuvo que matarlo, aunque no podía decir mucho del albino, ese hombre era conocido como el mejor agente de la CIA, sin embargo seria una lastima matar a un especimen tan hermoso, en el momento que lo vio a los ojos, supo que no era cualquiera, así que por qué no corromperlo, estaba seguro de que si lo convencia de unirse, sería un buen aliado, aunque Sukuna se había quedado con ganas de matarlo, al menos tenía que intentarlo, nadie se resistía a sus encantos, y si no se unia al menos se divertiria un rato, ademas ya no le quedaba nada, sería culpado y repudiado por la prensa, ya ningún lugar era seguro para él.

Cuando llego a su mansión, fue recibido por Hina, la mujer que había cuidado de él desde pequeño, ya que su madre murió cuando el nació, y su padre Toji Fushiguro ya se encontraba en la organización, quedó al cuidado de su nana, era como una madre para él, y aunque a él no le gustaba que siguiera trabajando por su edad, a ella no le importaba nada mas que atenderlo y servirle hasta el fin de sus días.

Hina: Bienvenido a casa, mi niño.
Megumi: Hina por favor ya te dije que ya no soy un niño, no me llames así.
Hina: Sabes bien que lo intento, pero es inevitable siempre te veré como mi pequeño niño [ le dió un abrazo y un beso en la frente, que el pelinegro recibió con gusto] ¿cómo les fué?
Megumi: todo en orden, después me encargaré de los demás asuntos, por ahora los demás jefes estarán quietos.
Hina: hace algunas horas por fin desperto el joven que trajiste, deberías ir a verlo, estaba bastante confundido.
Megumi: no intento atacarte ¿verdad?
Hina: claro que no, además parece una persona muy dulce y amable.
Megumi: está bien, dentro de un rato iré a verlo, primero tomaré una ducha, estoy algo cansado.
Hina: la cena pronto estará lista, puedes invitarlo a cenar,[ le guiño un ojo, haciendo que megumi se quedará de piedra ante tal insinuación, despues de eso sonrió] claro.

Hina se retiró y megumi volteó a ver a Sukuna, este se despidió de él para ir a su casa, megumi entro a la mansión, directo a su habitación quería quitarse el estrés con un buen baño en agua fría, y claro luego iría a ver al hermoso huésped, sabía muy bien que su visita no sería agradable, pero sería muy claro y directo sobre sus intenciones.

Una hora más tarde se encontraba camino hacia la habitación que había asignado para el albino, está vez no llevaba puesto su traje habitual si no algo más cómodo, un pantalón de vestir negro y una camisa blanca con las mangas dobladas hasta los codos, y el pelo bien peinado, a pesar de que su forma no cambiaba, era muy distinto a cuando estaba despeinado, no se molestó en llamar a la puerta, después de todo estaba en su casa y ninguna puerta estaba cerrada para él, entro para encontrarse con una mirada que no esperaba, el albino habia mejorado mucho, pero aun así estaba algo demacrado, justo ahora no podía descifrar su expresión, veia odio, miedo, resentimiento y a la ves pena y curiosidad, que era todo eso, decidió ir al grano.

Megumi: veo que estás recuperado, estoy seguro de que a estás alturas sabes perfectamente quién soy.
Satoru: quiero agradecer por salvar mi vida, aunque estoy seguro de que el rey de la mafia debe esperar algo de mi a cambio; no es así.
Megumi: no esperaba menos del mejor ex agente de la CIA , y si , quiero algo de ti [ lo miro a los ojos fijamente mientras sonreía de manera escalofriante, satoru sintió como un escalofrío recorrió todo su cuerpo, esa sonrisa ya antes la había visto, pero no podía flaquear ahora, se mantuvo firme]
Satoru: ¿ex agente? Se equivoca, aún no me eh retirado, y por lo visto aún sigo vivo.
Megumi: jajaja, enserio estás tan seguro, entonces te haré esa pregunta mañana por la mañana; seré directo, únete a mi organización, serías muy útil...
Satoru: no, si eso es todo puedes matarme ahora, jamás me uniría a un criminal y menos conspiraria en contra de la justicia, tu mera existencia es una amenaza para la paz mundial.
Megumi: estás seguro de lo que dices, es como si quisieras convencerte a ti mismo con esas palabras, bueno déjame decirte que siempre consigo lo que quiero, y a la buena, [mientras decía esto se acercaba más al peliblanco, que aunque se veía débil, tenía una voluntad fuerte] soy una persona benevolente así que te daré tiempo de pensarlo, mientras me sentaré a ver cómo se desarrolla todo el espectáculo, no tendré que hacer nada.
[Se dió la vuelta para salir pero se detuvo antes de hacerlo] ah, lo olvidaba, estás invitado a bajar a cenar, [le guiño un ojo antes de salir, eso desconcertó a satoru]

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