Prólogo

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Habitaba una leyenda sobre aquellas montañas altas y gélidas, dónde la neblina lograba nublar tu visión.

Varios decían que podías entrar a aquel bosque pero siempre terminabas en el mismo lugar donde iniciaste a pesar de caminar de forma recta, era como si las montañas estuvieran en constante protección para que nadie pudiera subir más allá de las faldas de esta.

Y tenían razón, en lo más alto, una gran aldea se encontraba junto a un precioso castillo donde vivía la familia real y encargada de administrar cosas del pueblo.

El rey, un hombre híbrido cabra de grandes y gruesos cuernos, el hombre más respetado en el pueblo y también el más gentil con su gente, todos estaban eternamente agradecidos, ya que, a pesar de haber tomado el trono desde muy joven, era alguien que llevaba de manera impecable la administración del pueblo.

Pero aquel hombre pulcro, calmado y seguro se encontraba totalmente como lo contrario, tenía el cabello algo alborotado por estarlo jalando por la preocupación y se encontraba nervioso, caminaba en círculos e  incluso se podían oír el choque de las pezuñas contra la madera.

— Mi señor, debería tranquilizarse, todo estará bien.

El hombre paró de golpe y miro a la sirvienta que traía una manta que ofreció al hombre, que a pesar de que sabía que él podía tolerar las altas temperaturas, el nerviosismo podía llegar a congelar al hombre.

— Gracias, no era necesaria la manta de verdad.

La chica simplemente rodó los ojos para después poner la manta sobre los hombros del rey, sabía perfectamente que era alguien terco a veces.

— Yo sé que la señora estará bien, es una mujer fuerte. — el rey sonrío y asintió.

— Lo sé...

Tan pronto termino de hablar, se escuchó claramente el llanto de un bebé por todo el castillo, el rey sonrío y finalmente pudo soltar el aire que tenía retenido todo este tiempo.

Pero su sonrisa se borró cuando volvió a escuchar como su amada volvió a gritar, intento entrar al cuarto donde se encontraban las parteras y ella, pero fue detenido por la sirvienta.

— Ellas saben lo que hacen, majestad, tranquilícese y siéntese a esperar.

Podía oler el miedo emanar desde la puerta del cuarto, resignado acepto y se sentó a esperar nuevamente, mordía sus uñas de vez en cuando mientras esperaba mientras la chica tejía con sus agujas e hilos con suna tranquilidad.

Después de varios minutos llenos de gritos y jadeos, finalmente pudo oír otro llanto de un bebé, ahí cayó en cuenta que su esposa estaba esperando 2 bebés.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que una de las parteras salió de la habitación y pidió al rey entrar a la habitación, finalmente el rey se sintió libre de tensión cuando vio el rostro cansado de su amada sonreír mientras sostenía dos pequeños contra su pecho.

Se acercó lentamente hasta ella para poder sostener su rostro entre sus manos, acariciando su mejilla con suavidad y quitando unos cuantos mechones que caían sobre su rostro, se acercó a su rostro y beso con suavidad a su esposa.

Y finalmente dirigió su vista a los recién llegados, suspiro gustoso tomando con cuidado al primer bebé que su esposa le había dado.

Su primogénito.

— Tiene tu nariz. — rio la chica mientras se acomodaba de lado mientras veía como su esposo acariciaba con suavidad el rostro del bebé.

— Mi pequeño Mark... — beso con suavidad la frente del pequeño y lo colocó con suavidad sobre la cama donde su esposa se acurrucó junto a él para transmitirle calor.
El rey tomo el último bebé y el que sería el más pequeño de la familia, sonrío, a pesar de que eran gemelos, podía apostar que era mucho más pequeño que Mark.

— Luce tan pequeño...

— Si, además tiene tus ojos — dijo su esposa intentando no quedarse dormida.

— Pero tiene tus rasgos, se ve tan lindo. — la reina podía apostar que jamás había visto a su esposo sonreír tanto, el hombre acercó al bebé a su rostro y nuevamente beso con suavidad la mejilla del pequeño. — Mi pequeño, mi pequeño Thomas.

Finalmente, los hermanos Bennett habían llegado a este mundo, el rey y la reina sonrieron felices con sus pequeños corderitos entre sus brazos.

- LOST -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora