Claus Petrou.
Estrategias, traiciones y secretos...
En eso se resume la vida de los grandes Líderes de la Orden, una guerra constante por el poder donde todos están dispuestos a seguirte fielmente o fingir ser aliados para atacar a traición.
Tener uno de los seis asientos en la mesa de los líderes, es uno de los mayores rangos que puede haber dentro de la Orden Negra.
Se trata del jefe de una familia que, al ser más poderoso o por haber asesinado a los otros jefes de las demás familias, se ha convertido en el más poderoso miembro de la mafia. Un puesto que ha sido ganado con creces, el clan Petrou se ha caracterizado siempre por ser uno de los más despiadados y sanguinarios.
Hace más de una década se encuentran como máximos líderes de la Mafia Griega la familia Petrou, hombres que solamente por mí apellido me juran lealtad eterna y cumplen cada una de mis órdenes sin dudarlo.
Porque en la mafia es un juego de matar o morir y cada error se paga con sangre.
Un sonoro suspiro de aburrimiento me interrumpe cuando hablo y al girar, me encuentro con el rostro cargado de fastidio de Atenea.
—¿Acaso has escuchado algo de lo que te he dicho jovencita? —esboza una sonrisa cargada de suficiencia, como si mis palabras fuesen algo tedioso y repetitivo, algo de lo que no necesita saber, porque a su edad siempre creen que tienen todas las respuestas.
—Matar o morir, por ser tu hija y única heredera me deben lealtad y si incumplen o me traicionan los mato —añade entre risas —. Lo llevo claro padre, sé que estás poniendo mucho en juego al dejarme como tu futura sucesora y quiero que sepas que entre mis planes no está decepcionarte o hacerte lucir mal.
Que sea tan letal como yo con tan solo casi veintiún años y ni siquiera pestañea al decir que matará a todo el que la traicione me hace verla con más orgullo, como la digna hija de la mujer que una vez amé.
En cada una de sus sesiones de entrenamiento lo demuestra, es el claro ejemplo de que lleva en su sangre la valentía, la fuerza y la letalidad que hace mucho tiempo no veía en nadie más.
—Mi preciosa hija, esto no es un juego. Estás intentando obtener un puesto en una mesa, que de ser hombre te habrían dado con los ojos cerrados. No estás en condiciones de errar Atenea, si fallas, todas tus ambiciones se verán reducidas a ser la burla de la Orden.
La estrecho un poco más entre mis brazos y acaricio su cabello, permitiéndome tener un pequeño momento de debilidad con ella, porque lo más probable es que luego de su matrimonio no vuelva a verla. No importa que tan ambiciosa y letal sea, en este mundo, no hay sitio para mujeres en la mesa.
—Esta noche serás presentada ante un grupo de hombres que sin dudarlo un segundo serían capaces de arrancarte el corazón del pecho por el puesto que intentas ocupar en unos años, luego de mi partida. No estamos hablando de cualquier puesto, estamos hablando de que cuando cumplas veintiún años estarás lista para casarte y en caso de yo no estar, quedar frente al clan. Al menos si tu esposo así lo permite.
Ni siquiera la he anunciado como sucesora frente a la organización y ya ha sufrido varios atentados.
El recuerdo del intento de asesinato que recibió hace unas semanas hace aún eco en mi mente. Si hubiese llegado unos minutos más tarde o uno de sus guardias no hubiese intervenido a tiempo, ahora mismo estaría enterrando su cadáver.
Jamás me perdonaría que sufriera el mismo destino que su madre y muriera por saldar una deuda de la cuál no es responsable. No soportaría que mi heredera sufra algún daño por nacer en una familia que no pidió y cargar con un apellido que la ha condenado.
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Mafias, secretos y obsesiones.
RomanceAtenea es la heredera de uno de los asesinos más despiadados de la Orden Negra, con los años ha adquirido cientos de enemigos que no dudarán un segundo en utilizarla para dañar a su padre. Por esto trás un desafortunado acontecimiento se ve forzada...