• Capítulo 1 •

832 74 19
                                    

Mi cuerpo sudoroso se mueve al compás de las letras de una canción que deja poco a la imaginación, unas fuertes manos se deslizan por mis caderas y guían mis descoordinados pasos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi cuerpo sudoroso se mueve al compás de las letras de una canción que deja poco a la imaginación, unas fuertes manos se deslizan por mis caderas y guían mis descoordinados pasos.

El aroma de su colonia masculina me revuelve el estómago pero aún así no lo aparto, dejo que sus dedos recorran mi piel y susurre en mi oído aquellas palabras que harían estremecer a cualquier chica que tuviese un hombre tan hermoso como Massimo prometiendo una noche de pasión. Pero yo no soy como el resto de las chicas, evidentemente, nuestra relación se encuentra en un punto dónde ya debería darse por muerta, pero él se niega a dejarme ir y yo estoy acostumbrada ya a su presencia. Las palabras de cierto desconocido atraviesan mi mente y no puedo hacer más que estar de acuerdo con él. El diablo jamás será feliz en el cielo, porque del pecado se alimenta.

Me excuso para ir al baño y mis hombres obedecen cuando les pido que esperen en el pasillo en lugar de acompañarme. Miro mi reflejo en el espejo y dejo ir una lágrima rebelde, en tan solo cinco días mi vida dará un vuelco descomunal. Se supone que a mis dieciocho años estaré lista para ser presentada como la sucesora de mi padre, pero para adquirir realmente un lugar en la mesa debo casarme con uno de los sucesores de los líderes de la Orden. Algo que evidentemente no tendría que hacer si hubiese nacido hombre, de hecho, casarme ni siquiera me garantiza un puesto entre ellos, solamente me da el derecho de aspirar al lugar que por derecho me pertenece.

Unas fuertes manos me estampan contra la pared más cercana y el jadeo queda a medias cuando sus labios toman los míos con fiereza. Envuelve mis piernas alrededor de sus caderas y siento su erección contra mi sexo.

-Necesitas dejar de aparecerte así - gimo sobre sus labios, para luego mordisquearlos.

Me coloca encima del lavabo y puedo reconocer la expresión de sorpresa, aún por encima de su máscara.

-¿Sin bragas? Estabas realmente deseando ser follada hoy, una pena que no sea algo disponible sobre la mesa.

-Quizás hoy estoy de humor para llevarlo al siguiente nivel.

Sus dedos recorren mi zona íntima con delicadeza, esparciendo la evidencia de mi excitación por todas partes. Mierda, el cosquilleo que producen sus dedos se siente tan bien.

-Un polvo no vale tu vida, ni tampoco tendrás tu primera vez en el baño de una discoteca.

-¿Por qué te preocupas por una desconocida? A fin de cuentas, luego de esta noche no nos volveremos a ver.

-Entonces hagamos que valga la pena.

Con dos de sus dedos estimula mi sexo y con su lengua castiga mi clítoris, su lengua recorre despacio arriba hacia abajo. Puedo sentir como me estimula y me lubrica con mis propios jugos y se que estoy muy cerca de correrme por la manera en la que me estoy mojando y siento como estoy a segundos de perderme en un orgasmo arrebatador.

-Ahhh Dios si -gritos escapan de mi, sin importarme qué me esté follando con su boca en medio del baño de un bar.

Comienza a chupar mi clítoris, mueve sus dedos dentro y fuera de mí, cada vez son más los jugos que escapan de mi vagina y siento la ya familiar sensación crecer dentro de mi. Es una pequeña bola de fuego, que amenaza con dejarme exhausta. Dios desde cuando no sentía esto, es como si nunca antes nadie me hubiera hecho sentir así. Sin previo aviso siento como estallo en su boca y él con su lengua trata de contenerlo todo, he perdido la noción del tiempo, no sé cuánto tiempo pasado pero él aún sigue chupando queriendo llevarse todo de mí, me tiemblan las piernas y siento todo mi cuerpo pesado pero aún así el deseo sigue latente en mi.

Mafias, secretos y obsesiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora