-05- Películas de terror que suben la presión

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Películas de terror que suben la presión

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Allison

Estoy teniendo el mayor dilema de mi vida

¿Helado de chocolate o de leche?

Me interrogo a mi misma e intento pensar en todos los pros y contras de cada uno, sin dejar de rotar mi vista entre un pote marrón con una gran calcomania de su logo y un gran "Chocolate" en frente o uno de un color crema tambien adornado por el mismo logo que se hallan delante de mí

Miro a todos lados indecisa, no hay casi nadie en la tienda, en realidad, no hay nadie. Hace unos minutos decidí venir al centro comercial ya que me moría de aburrimiento en mi apartamento. Intenté ir a la escuela, pero en cuanto pisé el lugar Emerson nos envió a la dirección, estaba muy indignado, tanto, que su rostro estaba al rojo vivo. Emerson insistió varias veces que nos expulsaran una semana, pero luego de que Eros hablara un poco, la directora sentenció que solo iba a ser un día. Al final nos devolvieron a nuestras casas y he pasado todo el día acostada pensando en mi existencia, la cuál es bastante aburrida.

Oh, y claro, Eros me trajo a mi apartamento en su hermoso auto. Lujoso, brillante y hermoso auto.

Maldito BMW y su "airesito" frío por dentro

He pasado todo el trayecto sin mirarlo, aunque sea no a los ojos. Se me era imposible verlo a los ojos sin recordar lo que sucedió el día anterior. Vanessa no está en casa ya que obviamente, ella está en la escuela. Así que salí a comprar comida para verme un maratón de películas de terror como Saw, o tal vez animadas, como Shrek. Necesito desvelarme haciendo algo, porque juro tener demasiada emoción en mi interior, y no se dónde descargarla

—¿Dificil elección eh? —Escucho la delicada voz de una anciana acariciar mis oídos

Doy un respingo cuando siento una mano delgada y fría colocarse suavemente en mi hombro, como si temiese asustarme —mal intento— Giré mi cabeza para ver a la fémina a los ojos, y noté unos iris grises que me miraban, o mas bien que miraban a través de mi, como si pudiese leerme como un libro abierto. Cómo un mar sin color que agitaba sus olas para engullirte

Es raro...

Se siente familiar

Sus labios se torcieron en una sonrisa que yo imité.

—Leonora —musité suavemente y su sonrisa se ensanchó

—Allison, mi niña —levanta los brazos y yo capto su intención. La abrazo intentando no sobrepasar mi agarre y hacerle daño, su olor a limón me inunda el olfato, que aun no se ausenta cuando me separo para repararla bien.

El cabello plateado cae en rizos por su frente y hombros, sus pecas siguen resaltando sobre su pálida piel haciendo juego con la blusa beige que utiliza. La falda le llega un poco más abajo de las rodillas y sus tacones bajos marrones no se ven baratos. En realidad, nada de ella se ve barato.

—¿Como está? —Leonor es mi vecina y mejor amiga, junto con Vanessa claro

—Bien cariño, aunque tú no tanto, no con esta decisión tan difícil —bromea y toma los dos potes de helado —Sólo cómpralos los dos y ya, es fácil —los echa en su carrito de compras y se dirige a la meseta a paso lento, que me permite detallarla mejor. Sé que lleva una faja que se ajusta a su cintura resaltando sus caderas bajo aquella falda. Su cabello rizado sigue resplandeciendo como si emitiera su propia luz y la piel no se ha bronceado en algunas zonas, ya que se nota la marca blanca donde estuvo antes un reloj de muñequera

Alas RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora