ama la amistad

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No sabes lo que estás haciendo allí, pero estás parado frente al restaurante donde trabaja Elizabeth. Después de todo, está de camino a tu casa. Han pasado semanas desde que la viste y simplemente necesitas hacerlo. Después de la cita, Augustine fue a su casa, ambos en la moto, y decidiste no irte a dormir hasta que él regresara. Eso fue pasada la medianoche. No pudiste evitar quedarte en la sala viendo la televisión hasta que llegó a casa. Se preguntó qué hacías aún despierto, pero no fuiste muy claro al respecto. Luego, mencionó que la pasó muy bien con Betty esa noche, y no sabes si fue la paranoia, pero pensaste que insinuó que ambos ya se habían ligado. No quisiste pensar más en eso, pero ya pasó casi una semana y Augustine te dijo que Betty no responde sus mensajes. Estás aquí, sólo para asegurarte de que ella esté bien (te dices a ti mismo).

Entras, muy nervioso, y lo primero que capta tu atención es su hermoso cabello dorado recogido en una cola de caballo desordenada. Ella gira para mirarte cuando siente una presencia en el restaurante muerto. Ella te sonríe, pero rápidamente se convierte en una mueca, probablemente se esté preguntando qué diablos estás haciendo ahí y en ese momento te preguntas lo mismo. Te sientas en la mesa más cercana e intentas actuar con calma, sacando tu teléfono celular para fingir que estás charlando. Ella camina y ahora hay un menú en la mesa y Betty está a tu lado. Se escucha una canción de fondo, por la calmada que es probablemente sea música indie.

"Todo lo que viviste

Te ha señalado de esta manera

Y deberías sentir

Que ella es la razón por la que estás ahí."

Y tal vez lo sea.

—Hola… —hizo una pausa, intentando recordar tu nombre—.  James, ¿verdad?  —Asientes con la cabeza—.  ¿Qué haces...?

Se interrumpió mordiéndose el labio. De repente, las cosas se pusieron incómodas y te tiembla la mano, el menú también, pero aun así puedes elegir algo de lo que contiene.

—Uh, ¿puedes traerme una pizza hawaiana, por favor?

Betty hace un sonido afirmativo con la garganta y agarra el menú que le estabas entregando temblorosamente. Inmediatamente comprendes que esto fue un error, por lo que estás planeando tu escape, pero ella regresó después de un momento de mirarte.

—¿Qué estás haciendo aquí? —tuvo el valor de preguntar hasta ahora.

—Solo quería comer —hablaste con frialdad pero realmente sentías que te ardía el interior—. ¿Por qué?

—Es que... —Betty parecía preocupada, como si dijera algo, todo se arruinaría. Pero tenía tantas ganas de decir lo que pensaba, conocías esa mirada, como si no hubiera nadie más que la escuchara. Pero tú estabas ahí, sabías lo que ella estaba sintiendo.

—¿Quieres sentarte?  —preguntaste de repente.

Elizabeth se sorprendió, en realidad ambos lo hicieron, por tu sugerencia. De cualquier manera lo dijiste en serio, esta vez no estabas intentando nada con eso. En realidad, viste a través de ella y te viste a ti mismo. Sólo querías a alguien que te escuchara y nadie lo hizo. Tú estás ahí, para que ella no pase por lo mismo. Ella está frente a ti ahora, incómoda por un momento, moviéndose mucho en la silla. Se detiene cuando te mira a los ojos. Hay algo en tu mirada que muestra confianza, alguien digno de confianza.

—Siento que me estás acosando porque tu hermano te lo pidió —confiesa con una risa nerviosa, esperando que no te enojes. Tú le devuelves la sonrisa.

—Simplemente me gustó la pizza, sinceramente. —Te ríes poniendo la mano en el aire—. Pero de hecho le preocupa que no respondas sus mensajes de texto.

In Another UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora