TRES

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Veo un presagio delante de mí

Me dí cuenta el día después

Ahora tengo miedo

Taehyung siempre supo que el destino es quien baraja las cartas

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Taehyung siempre supo que el destino es quien baraja las cartas.

Y casi siempre, uno es quien las juega, después de todo.

Se supone que así es.

Más el universo le ha demostrado que no siempre puede ganar en el juego de la fortuna, no siempre puede tener buena suerte, no siempre pueden pasar cosas buenas.

Le han llamado la atención de parte de la dirección del colegio, pues la falta de haber perdido, aunque sea por poco tiempo, a uno de los alumnos es algo que va a costarle de alguna forma. Se siente triste y un poco decepcionado de sí mismo, pues ha trabajado en su reputación y en ser un maestro ejemplar, todos lo saben.

Por eso su madre se lo recuerda cuando están hablando por teléfono luego de que salió a caminar y terminó en un lugar que no conoce, más parece un barrio tranquilo.

"Lo sé mamá", el alfa dice, algo agotado mentalmente de la junta con la directora después de su clase. "Es solo que nunca esperé que algo así me pasaría, yo soy muy cuidadoso."

"Lo eres, mi amor, esto le pudo pasar a cualquiera, los accidentes suceden." Su madre trata de consolarlo. "Ven a casa y hablamos de ello aquí, ¿Te parece? Hice tu cena favorita y aún hay pastel de fresas del otro día." Taehyung sonríe, su semblante cambia inmediatamente porque aunque Taehyung es un hombre adulto, el consuelo de sus padres, de su madre específicamente, siempre le viene bien.

"Entonces llevaré algo para beber, te veo en casa."

El alfa cuelga la llamada, caminando solo unos pasos hasta el final de la calle donde en la esquina se encuentra una tienda de conveniencia. Revisa la hora y sabe que es demasiado arriesgado llegar a la que se encuentra cerca de su casa, así que decide entrar, pues solo quiere comprar un par de bebidas para él y sus padres.

Durante los últimos meses, el alfa ha estado pensando seriamente en mudarse a un apartamento él solo. Regresó de sus estadías en el extranjero, con únicamente un contrato del colegio, poco dinero en sus cuentas y con muchas ganas de dar clases.

Así que sus padres le ofrecieron quedarse con ellos, y aunque tuvo un poco de vergüenza, no le quedó más opción que aceptar la ayuda que le estaban ofreciendo. No se queja, de hecho, porque tiene compañía siempre que está en casa, además su madre le prepara la comida que le gusta y puede salir con su padre a jugar golf de vez en cuando, eso sin mencionar que puede ver a su hermana y a su sobrina, y el estupido esposo de su hermana, cada fin de semana, por lo que agradece que pueda compartir ese tiempo con ellos.

Aunque la privacidad no le vendría mal.

La tienda lo recibe en silencio. Recorre el último pasillo donde los enfriadores se encuentran y elige las bebidas que sabe que sus padres adoran junto con la que él suele beber.

SOMEONE ELSE'S GIFTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora