Mute

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Katsuki se había convertido para los Midoriya como un segundo hijo, tenía una copia de las llaves de casa y confiaban plenamente en él para todo, pero principalmente el todo lo que tenía que ver con Izuku.

Así que no era la primera ver que Katsuki se quedaba con Izuku durante la noche, cuidando de él porque estaba con fiebre.

Era algo un poco preocupante, Izuku solía ser muy propenso a tener fiebre, el chico no parecía tener nada de malo, sólo el dolor que no lo dejaba hacer nada más que no fuera quedarse en cama.

Y en días así, Katsuki se quedaba a su lado.

Esa noche los padres de Izuku tenían que viajar a Hokkaido por un asunto familiar, pero no podían llevar a Izuku enfermo con ellos, así que le habían pedido a Katsuki que lo cuidara.

Ambos acostados en la cama matrimonial de los padres de Izuku, aunque el más joven que había quedado dormido sobre el pecho de Katsuki, lugar donde se sentía cómodo porque sus latidos lo calmaban.

Con Izuku dormido sobre él, Katsuki se planteaba si los sentimientos que tenía hacia el chico serían correspondidos.

Y tenía miedo.

No sabía bien desde cuándo, quizás desde el mismo día en que lo vió, pero comprendió que lo que sentía hacia él no era amistad, aunque todavía no lo había aceptado.

Mirando a Izuku dormir, Katsuki pensó que no le molestaría ver eso todos los días.

Notó que el chico movía sus labios, y un poco los dedos de sus manos al dormir, le parecía adorable.

Lo acomodó sobre la almohada, para que él pudiera descansar.

Izuku pareció notar la lejanía de Katsuki de su cuerpo, por que frunció el ceño en sueños, y se acurrucó más cerca del rubio cenizo, moviendose peligrosamente cerca de sus labios, haciendo que la respiración de Katsuki se cortará un momento.

Dios, su corazón no podía soportar eso.

Intentando calmarse, bajar el calor de su rostro, Katsuki se concentró en seguir durmiendo.