CAPÍTULO XII

87 8 2
                                    

AMOR

Isabel, en cuya alma no se había eclipsado un momento la imagen del gallardo inglés, apenas estuvo sola, se puso a pensar con toda libertad en aquella aparición que venía a derramar una nueva luz sobre su porvenir. En las organizaciones dulces y timidas como la de Isabel, el amor comienza asi, apoderándose rápidamente y con más fuerza, a medida que es más débil el espíritu que domina. La joven comenzó a decir todas esas palabras que, sin salir de los labios, causan rubor a las niñas y las hacen recelar las miradas y gestos extraños, como si el fondo de su pensamiento y de su corazón pudiese ser visto, y como si el acento de su voz intima pudiese ser escuchado. ¡Qué interesante es! ¿Cuánta elegancia en su traje y en sus actitudes! ¿Qué delicadeza  Que valor se descubre en su carácter! ¿Qué talento en sus palabras! Pero, sobre todo, sus ojos tienen algo que supongo, que atrae, que penetra hasta el corazón. Y luego Isabel pasaba en su memoria a sus adoradores antiguos los comparaba con Taehyung, y aún haciendo todos los esfuerzos posibles para entretenerlos, . para exagerar sus cualidades brillantes, los encontraba inferiores, los encontraba prosaicos, por más que evocaba en su favor toda la antigüedad del afecto, todo el orgullo del patriotismo. No, no había nadie igual a su nuevo amigo. Pero este hombre puede, no debe tener el corazón libre es preciso, es seguro que ame a otra, que haya dejado en Inglaterra a la querida de su alma, porque con tales cualidades, seria absurdo suponer que no hubiese habido, no digo una mujer, sino cien mujeres que le amasen. Y este pensamiento le hacia mal. - Y ¿qué me importa, después de todo, que tenga amores y que le adoren en Inglaterra o en cualquiera otra parte? ¿Acaso yo puedo amarle, acaso el no es un ave de paso que durara aquí el tiempo que tarden los franceses en venir? ¿Acaso sabemos quién es? ¡Qué loca soy en estar pensando esto Y procurando distraerse y hacerse ruido, se sentaba al piano y ensayaba una melodia, pero la música ejercia luego en su espíritu su natural influencia; latia su corazón, y la imagen del bello oficial venía a interponerse entre sus ojos y el papel de música extendido sobre el atril.

Entonces interrumpia, quedándose distraída otra vez, y recordaba Yoongi. Le parecia que a su amiga  habia hablado de Taehyung con más interés del que es natural respecto de una persona a quien se ve por vez primera. Le habia visto dirigir a Kim  frecuentes miradas, y aun estaba segura de que había quedado impresionado fuertemente. Y era de suponerse, Yoongi era un chico de imaginación exaltada y ardiente, amaba también lo bello ¿cómo no había de haber encontrado digno de atención a aquel joven tan privilegiado? Pero yoongi era orgulloso y dominador, sabía disimular sus inclinaciones, y no queria por nada de este mundo cometer la debilidad de indicar con una sola mirada, cob  una sola palabra, el afecto de su corazón. Así es que no habia motivo para tener una rivalidad... por lo pronto. Pues aunque yoongi era acusado de coqueto hacia algún tiempo, y gustaba de enamorar  a todo el mundo, algo que no lograría en este caso nada, interponiendose, como se interponia, el amor de una amiga tan querida, sobre todo, Taehyung iba a estar enamorado dentro de poco tiempo, y eso bastaba. Tales eran las ideas que en tumulto se levantaban en el alma de Isabel. Y cuando el pensamiento de su antagonismo con yoongi preocupaba más fuertemente, cuando suponía que su amigo, tenía  todas las consideraciones habia de cometer yoongi de querer a Taehyung, Isabel se levantaba apresuradamente, se ponia frente a uno de los grandes espejos que adornaban su salón, verla  retratada en él su imagen y sonreía con aire de triunfo. Era bella, no con la belleza de su amigo, sino con una belleza más pura, más poética, más ideal - Taehyung no puede enamorarse sino de una mujer que hable a su alma pensaba.

Pero inmediatamente, y tonta e inexperta como era, sentia que en las miradas de Taehyung y en su sonrisa habia algo que no era enteramente puro, algo semejante al deseo, algo que parecía abrasar, y la niña recordaba que sus mejillas se habían encendido, y sus labios habian temblado, y palpitado su corazón al sentir la influencia de esos ojos azules que parecian despedir llamas sobre todo aquello en que se fijaban. Entonces un misterioso terror se apoderaba de ella, y había alguna voz intima que le decia que aquel hombre era peligroso para su virtud y para su reposo, o bien que Yoongi, el chico de las miradas de fuego, era el que debia cautivar la naturaleza sensual de Taehyung.

Tan diversos pensamientos estuvieron atormentando a la bella mujer durante algunas horas, hasta que la llegada de algunos amigos jóvenes de doncaster, que tenían costumbre de hacerle la corte, vino a distraerla de su penosa agitación. Pero, en lugar de que la visita y la conversación de sus antiguos adoradores pudieran calmarla y aun hacerle olvidar sus preocupaciones anteriores, sólo sirvieron para darles más fuerza, Isabel, que permanecia obstinadamente callada o que apenas se dignaba mezclar en la conversación algunas palabras sin sentido, habia estado observando, fijamente y como pensativa, a los jóvenes, los había comparado con aquella imagen que tenia tan presente en la memoria y concluía con hacer un pequeño movimiento de impaciencia, que cualquiera que hubiese leido en su alma habría traducido de este modo. Ninguno es como él. Y en efecto, no podian compararsele desde ningún punto de vista. Los pobres muchachos se despidieron sin comprender el porqué de aquel silencio tan incómodo,y preocupación que habian notado en la bella mujer, por lo regular tan risueña, tan franca y comunicativa. Vino la noche, y con ella el insomnio de la mujer enamorada y el tropel de profundas meditaciones y de vehementes sentimientos. Nuevas reflexiones la asaltaron en las horas de reposo, otra vez vino la imagen de Yoongi a aparecérsele con todo el brillo de una hermosura irresistible y con la actitud y la sonrisa del triunfo, y todo esto, unido al violento desen de que fuera de dia y de volver a ver al bello oficial, la hizo pasar en una verdadera tortura las primeras horas de aquella noche tan mala .

Había llegado para Isabel el fatal instante de amar. Los afectos que antes abrigaba en su alma y que se habian apoderado de ella, lenta y tibiamente, desaparecieron para dar lugar sólo a ese amor imperioso que había venido como la tempestad y que habia herido como el rayo. Todavia no era una pasión, pero sin duda alguna podía llegar a serles e sabel lo comprendia en el vago temor que sentía al pensar en Taehyung, y que la obligaba a rezar para buscar apoyo en Dios, contra ese sentimiento que parecia dominar su corazón de una manera tan desconocida como inesperada. Al día siguiente, Isabel estaba tan palida, tan pensativa, demostraba tal agitación y tal malestar, que su madre, alarmada, no pudo menos de preguntarle la causa de aquella novedad que era tan perceptible. Isabel pretexto un fuerte dolor de cabeza, procuró ocultar a los ojos de todos sus sensaciunes, fingiendo una alegria que a medida que era más extraordinaria parecía mimos natural.

Se vistio con esmero , y aun podria desvirse con coquetería. Sentandose al piano pero cambiando a menudo papeles y no concluyendo ninguna pieza que comenzaba, más bien parecia agitada por una impaciencia, que inspirada  de melodía.

Jugaba con las teclas, improvisaba, mezclaba las armumias tristes de los maestros italianos con las notas profundas de la música alemana o con las alegres y ligeras de los maestros franceses. En fin, pensaba tocando y traducia en el piano sus pensamientos desordenados y confusos, y se volvia frecuentemente hacia la puerta, como si esperase la aparición que evocaba en lo intimo de su alma. Asi pasaron como siglos las horas de la mañana. 1  de la tarde, e Isabel penso salir a dar un paseo para distraerse temiendo que su primo y su amigo no la encontrasen, en venir, prefirió quedarse sufriendo aquellos dulces tormentos de la expectativa y de la soledad. No se engañó dieron las cuatro, y la voz armoniosa de Taehyung sono en los corredores.

El corazón de Isabel palpitó apresurado y, cubierto de rubor el semblante, la joven miró a la puerta por donde en efecto aparecieron los dos oficiales.



Hola buenos quería decirle que les dejo la parte de Isabel

윤기 [yoongi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora