Termino de darse un baño, y se levantó, se seco con una respectiva toalla y salió diviso a su alrededor y Christopher había dejado ropa limpia sobre la mesa. Este se devolvió al baño y se vistió, está camisa parecía un poco más grande que la anterior y bueno, los pantalones le quedaban bien igual a la ropa interior.Hyunjin salió del baño secando con una toalla su cabello mojado, aunque, no lo hacía del todo bien. Sus sirvientes siempre hacían eso por el, se encargaban de cepillarlo, secarlo y mantenerlo brillante.
Christopher paso y lo vio, suspiró y se acercó a él quitándole la toalla.
—¡Oye! —reprocho Hyunjin.
—Nisiquiera sabes secar tu cabello, realmente eres inútil.
—No pedí tu opinión, tss—se cruzó de brazos mientras rodaba los ojos.
Christopher se puso detrás de Hyunjin tomo su cabello entre sus manos y la toalla y empezó a secarlo por secciones cuidadosamente, mientras lo cepillaba.
Logro secarlo muy rápido.
Hyunjin solo se mantenía quieto ante el toque de Christopher es sus hebras.
Christopher tomo una cinta y amarro la mitad del cabello dejando una parte suelta..
—Listo..
Christopher había peinado a Hyunjin.
Este se miro en un espejo y vio que había quedado muy bien..
—¿En dónde aprendiste a hacer esto?
—No molestes, ven, siéntate...
Hyunjin se volteo y diviso a Christopher poniendo un plato sobre la mesa.
Hyunjin se acercó y se sentó.
—¿Lo hiciste tú?
Christopher asintió, Hyunjin provo una cucharada y sintió un sabor inhumano explotar en su boca, la comida sabía muy bien.
Pero luego simplemente la miro..
—¿Por qué no sigues comiendo?
—No te entiendo —Hyunjin lo miro—Tus palabras no coinciden con tus acciones..eso me enoja ...
Christopher frunció el ceño.
—¿A que te refieres?
—Me dijiste que muriera de hambre pero cocinaste, dijiste que era sucio y debía bañarme pero en realidad no querías que algo me pasará, me regañaste por no vestir como es debido y por decir que solo soy un cautivo—Suspiró y en un susurro dijo—: me enoja porque no te entiendo. Tus palabras me tratan como un prisionero pero tus acciones no..
Christopher solo lo miro, Hyunjin tenía razón.
—Me enoja porque no se porque me tratas bien, solo estás empeorando todo porque al final se que tú deber es llevarme a alguien que me hará daño. Estás confundiendome..
Hyunjin se levantó y quiso comenzar caminar a la sala de libros.
—Entonces no seas hipócrita y trátame como debes, porque seguro, te matarán a ti también.
Sin embargo, Christopher lo tomo del brazo haciendo que esté lo mire.
¿Hyunjin estaba a punto de llorar?
—Yo debería estar enojado, no tu. Desapareciste sin razón y me volví loco buscándote.
—Solo lo hiciste porque me necesitas.
—Si, te necesito pero no de la forma que tú crees.. Bueno, quizas si...
Christopher maldijo por lo bajo, no sabía que decir.
—Christopher, no me des explicaciones, solo soy un cautivo. No las necesito.
Christopher lo miró a aquellos orbes azules profundamente.
—Creo que he llegado a querer odiarte, pero no puedo y eso me molesta..
—Hyunjin, ¿Solo me ves como alguien despreciable que hace las cosas por placer?
Hyunjin solo lo miro
—No puedes pensar eso, porque no me conoces por completo y no sabes porque hago las cosas..
—Que me importa, voy a morir después de todo.
Trato de soltarse de su agarre.
—No Hyunjin.
—¿Por qué no?
—Porque no puedo permitirlo ahora..
—Claro, pero en algún momento lo permitiras.
—No, no Hyunjin.
Hyunjin lo miró con el ceño levemente fruncido y confundido. La habitación se había vuelto un campo de batalla, donde las palabras eran las armas y los corazones, los escudos. El aire estaba cargado de electricidad, como si la tormenta que se avecinaba estuviera atrapada entre ellos dos.
—¿A qué te refieres? —susurró Hyunjin, su voz apenas un hilo de deseo.
Christopher lo miró a los ojos, y en ese instante, el tiempo se detuvo. Sus pupilas eran abismos profundos, oscuros y peligrosos. Como si en ellos se escondieran secretos ancestrales y promesas prohibidas.
—Porque no mereces morir —murmuró Christopher, acercándose aún más—Nadie merece morir..porque puedes ayudarme, y porque ya me hundí en tus ojos...
Hyunjin sintió el pulso acelerarse en su garganta. ¿Qué juego era este? ¿Qué oscuro pacto estaba a punto de sellarse entre ellos? La confusión se entrelazaba con el deseo, y su mente luchaba por encontrar respuestas en medio de la tormenta emocional.
—¿Qué quieres decir con lo último? —susurró, su aliento rozando los labios de Christopher.
—Me hundí en tus ojos más de lo que debía —confesó Christopher, su voz ronca y cargada de pasión—. Me hiciste recordar que aún tengo un corazón latente.
Hyunjin tragó saliva. ¿Cómo podía ser que un hombre tan peligroso también fuera vulnerable? ¿Qué secretos ocultaba tras esa mirada intensa?
—Christopher, sigo sin entenderte —musitó, pero su cuerpo ya se inclinaba hacia él, como si la gravedad los atrajera inexorablemente.
Christopher soltó su brazo y miró un instante por la ventana. El mundo exterior parecía ajeno a la tormenta que rugía dentro de la habitación.
—Hyunjin, créeme que preferí contar mil estrellas antes que decir esto —sus ojos ardían con una intensidad que amenazaba con consumirlos a ambos—. Y aún así, termine haciendolo.
Hyunjin se recostó de la pared con los brazos cruzados, su corazón enredado en una maraña de emociones contradictorias.
—Aún no entiendo —susurró.
—¿Eres estúpido ahora? —Christopher se acercó rápidamente a él, y su aliento cálido rozó la piel de su cuello—. Maldita sea, no es para nada complicado. He estado luchando contra esto desde el momento en que te vi.
Hyunjin sintió el calor de su cuerpo, la urgencia de sus palabras. ¿Qué estaba pasando?
La habitación se estrechó a su alrededor, como si el mundo entero se redujera a la distancia mínima entre sus cuerpos. Hyunjin sintió el calor de Christopher, la electricidad que zumbaba en el aire. Sus corazones latían al unísono, como tambores de guerra en una batalla que solo ellos comprendían.
Christopher tomó con una mano la barbilla de Hyunjin, y su tacto fue fuego en la piel. Los dedos ásperos y firmes, como si quisieran marcarlo, como si quisieran dejar una huella imborrable. Hyunjin se aferró al borde de la razón, sintiendo cómo el abismo se abría bajo sus pies.
—¿Qué haces? —susurró, pero ya no había vuelta atrás. Las palabras eran inútiles ahora. Solo quedaba el deseo, la necesidad de explorar lo desconocido.
—Voy a besarte, muñeca. —susurro contra sus labios sintiendo la respiración agitada de Hyunjin.

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Contando Las Estrellas.
ФанфикLos rumores y cuentos del mundo susurran que lo único que se sabe de Hwang Hyunjin, aparte de su nombre, es que es un príncipe de alto prestigio de una tierra lejana y hermosa. Sin embargo, en sus 23 años, nunca logró poseer magia, un secreto guarda...