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Hace un año.

El último año se convirtió en un verdadero desafío para él. Le habían prohibido el uso de antidepresivos y, para empeorar las cosas, lo separaron de sus amigos. La junta estudiantil decidió que sería mejor separarlos, ya que juntos causaban demasiado revuelo, especialmente James y Jack. Los cambiaron a secciones diferentes junto con otros compañeros.

Faltó a las dos primeras clases del primer día, pero su conciencia lo obligó a asistir a la tercera. En la clase de biología, lo vio. Un chico de tez pálida y cabello oscuro, concentrado en su teléfono. Aunque lo reconocía de vista, nunca lo había observado detenidamente. Era atractivo. Se sentaba apartado del resto, pero desde su lugar podía observar al chico pálido. Este no interactuaba con nadie, no participaba en clase ni siquiera tomaba apuntes, solo estaba concentrado en su celular. Al finalizar la clase, el chico de cabello oscuro fue el primero en salir y Jack sintió la necesidad de seguirlo discretamente. Lo siguió hasta el comedor, donde lo vio acercarse a dos chicos, uno de los cuales le resultaba familiar. Se sentó con ellos y charlaron animadamente. Jack supuso que eran amigos, hasta que notó gestos cariñosos entre el chico pálido y uno de ellos, lo que le hizo pensar que tal vez fueran pareja. Desde ese día, Jack se sentaba en un lugar donde podía observar al chico pálido, pero manteniéndose alejado. Descubrió detalles sobre él, como su nombre, la ubicación de su hogar, el nombre de sus amigos y su relación con el rubio. También notó que al chico pálido no le interesaba la biología, ya que siempre se saltaba esa clase. Descubrió que había reprobado la materia y llegó a considerar ofrecerle ayuda, pero nunca tuvo el valor de hablarle.

Nadie conocía su interés por el chico pálido, ni siquiera sus mejores amigos. Nadie sabía que había escrito poemas sobre él, ni cuántas veces intentó entregárselos. Nadie sabía que al anochecer, cuando la oscuridad lo rodeaba, pensaba en él y en su melena azabache. Nadie sabía de los celos injustificados que sentía al verlo con el rubio. Y, sobre todo, nadie sabía cuánto le gustaba aquel chico.

Actualmente.

Leo llevó a Damian a la enfermería con la ayuda de dos chicos que encontró en el parque. Damian ingresó a emergencias y Leo tuvo que esperar. Preocupado, consumió dos cafés durante la media hora de espera. Luego, la doctora lo llamó para informarle que el estado de Damian era estable y que le estaban realizando algunos estudios, pero ya podía ingresar. Al entrar en la habitación donde estaba su "novio" según la enfermera, encontró a Damian algo adormilado pero consciente.

"Hola", saludó Leo, sin saber qué decir exactamente.

"¿Qué sucedió?", preguntó Damian, recordando solo haber estado mirando a Leo antes de perder el conocimiento.

"Pues... Te desmayaste, te traje al hospital, te despertaron y ahora te están realizando algunos estudios. Intenté llamar a algún familiar o amigo, pero no tengo sus números y creo que llevabas tu teléfono contigo... ¿Cómo te sientes?"

"Estoy bien, estoy estable. Llama a alguna enfermera y diles que ya nos podemos ir", pidió Damian.

"Espera ahí, no podemos irnos. Te están haciendo exámenes y además te ves pálido como una hoja, tal vez deberías comer algo y llamar a algún familiar", sugirió el rubio.

"No es necesario llamar a nadie. Le diré a Dominic o a Nicky que vengan a buscarme. Si quieres, puedes irte", respondió Damian.

El rubio frunció el ceño con aires de indignación.

"No es necesario que vengan. Yo puedo llevarte. Solo quería que informaras a algún familiar sobre tus condiciones", aclaró el rubio, y no se fue.

"Está bien", dijo Damian resignado.

Say goodbye in ItalyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora