Noche de insomnio

198 21 1
                                    

Alastor no podía dormir, la estática de su cabeza estaba muy fuerte. Eran pocas las noches que podía descansar, por eso odiaba cuando comenzaba a oscurecer.

Su sombra llamó su atención y le hizo el gesto de tomar desde una taza.

— Probablemente tengas razón, nada que no pueda arreglar una buena taza de café – concordó Alastor con una sonrisa cansada.

Se transportó a la cocina donde para su sorpresa se encontraba Lucifer Morningstar, al ver que aún no se había dado cuenta de su presencia se puso atrás de él.

— ¿Qué haces aquí tan noche, querido? – preguntó con auténtica curiosidad.

Aquel ángel se asustó tanto que casi tira el bote de leche que traía en la mano.

— Maldición, Alastor ¿no podías hacerme saber de tu presencia de otra forma? – se quejó.

— Disculpa, no era mi intención hacerte sentir miedo, cariño. Mi duda era simplemente auténtica – aclaró ensanchando más su sonrisa al volver a ver la pijama de patitos que Lucifer traía puesta.

— No he podido dormir y por lo que veo tú tampoco – contestó finalmente.

— No, pero nada que no se solucione con una buena taza de café amargo – dijo el demonio de la radio.

— ¿No se supone que el café quita el sueño?

— Depende mucho del cuerpo, querido. Verás que a mí, aún en vida, mi madre siempre me dio café para dormir. El café de Nueva Orleans es el mejor, ¿sabes? – comentó.

Por lo que había escuchado de Charlie, aquel hombre jamás hablaba de su vida humana; así que decidió ponerle aún más atención.

— Tu madre suena muy encantadora – dijo solo para ver si podía saber algo más de Alastor.

— Oh, claro que lo era, cariño. Y lo mejor aún era su receta de Jambalaya.

Escuchó un suspiro con estática de parte de Alastor y supuso que no debía seguir preguntando.

Hubo un momento de silencio en el que Lucifer preparó su leche y Alastor rápidamente con ayuda de sus tentáculos realizó su café.

— ¿Alguna vez extrañas la vida humana? – preguntó Lucifer dando un sorbo a su leche chocolatada.

— A veces, aunque he de admitir que más que nada extraño a mi madre. Pero claro, ella como buena mujer que fue se encuentra en el cielo. No entiendo como pudo dar a luz a un pecador como yo – admitió dandole un sorbo a su taza.

Otro momento de silencio estuvo presente hasta que Alastor decidió regresar la pregunta.

— ¿Alguna vez extrañas el cielo?

— Sí, muchas veces. Pero si no estuviera aquí, no hubiera conocido a Lilith – dijo agarrando automáticamente su anillo — Y no hubiera tenido a Charlie.

Alastor asintió con la cabeza sin decir nada más.

Era extraño que a pesar del silencio que de repente había en su conversación ambos se sentían muy cómodos juntos.

— Si no trataras de llevar a Charlie por un mal camino, probablemente podríamos ser amigos, Alastor – soltó Lucifer.

— No me interesa ser amigo tuyo, cariño – contestó Alastor mientras que con uno de los tentáculos acarició su mejilla.

Dio un último sorbo a su café y se transportó a su cuarto nuevamente.

Estaba un poco confundido, él no había controlado a sus tentáculos en ese último momento....

¿Qué estaba pasando?

Contigo 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora