Ejercicio de amistad

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Lucifer estaba muy consiente de que la actitud de Alastor había cambiado, que no estaba siendo nada normal. Lo había visto sonrojarse un par de veces y como su sombra lo seguía.

Pero no sabía como preguntar la razón de aquello o si quería saberla.

Aquel día a Charlie se le ocurrió poner una actividad para todos los pecadores sobre llevarse bien entre todos, los había tomado como ejemplo.

— Papá no se lleva muy bien con Al – había dicho mientras sonreía —  Por eso harán esta vez la actividad juntos, al final deben llevarse aunque sea un poco mejor.

Era notorio que con esas palabras Alastor se había puesto nervioso ¿Podría ser que...? No, Lucifer debería estar alucinando para que esas ideas hubieran ido a su cabeza.

— Dense la mano – pidió aquella chica con esperanza.

— Char... ¿Es realmente necesario? – preguntó Lucifer.

— ¡Sí! Es para que pueda ponerles bien las esposas – explicó ella muy emocionada.

— ¿Esposas? ¿A qué te refieres, Charlie? – preguntó ahora Alastor con preocupación.

— ¡Van a pasar todo un día juntos! – dijo con mas emoción mientras rápidamente ponía cada esposa en una de sus muñecas, tal vez no había conseguido un apretón de manos pero  de esa actividad no se salvaban.

Alastor jaló la mano haciendo que Lucifer se moviera y casi cayera.

— ¿Puedes pararte bien? Vas a hacer que yo también caiga – se quejó el demonio de la radio.

— ¿Yo? ¡La culpa fue tuya! ¡Tu me jalaste! – dijo Lucifer molesto.

Alastor ensanchó la sonrisa y bajó las orejas molesto.

— ¿Exactamente cuanto tiempo debemos estar así, querida? – preguntó a Charlie.

— ¡Hasta mañana en la mañana! – declaró ella con seriedad.

— Char... ¿No crees que eso es mucho tiempo? – preguntó Vaggie viendo como todos los pecadores comenzaban a asustarse.

— Para nada, creo que es un tiempo justo – admitió la princesa.

— Pero eso significa que deben dormir juntos, Char... – le recordó su novia.

— ¡No veo nada de malo en eso, solo será un día!

Aunque aquello sería demasiado molesto ninguno de los dos había dicho nada por el simple hecho de no llevarle la contraria a Charlie frente a todos los pecadores del hotel y ella pudiera hacer su actividad.

Sin embargo, claro que fue un día lleno de momentos extraños, incómodos y un poco chistosos.

La primera cosa con lo que se enfrentaron fue el dilema sobre como podrían ir al baño.

Tener que confiar en el otro sobre que no iba a voltear fue demasiado difícil y extraño.

La segunda cosa que enfrentaron fue comer, la mano derecha de Alastor estaba en las esposas y jaló varias veces a Lucifer tirando su comida sobre él.

Aunque la cosa mas extraña de todo para ambos fue la hora de dormir. El Rey del Infierno había decidido que se dormiría en su cama, era mas cómoda y se rehusaba a entrar al cuarto del demonio.

Así que ahora ambos estaban recostados, utilizaron la magia de Lucifer para poder cambiar a sus pijamas y no pasar un rato vergonzoso cambiándose uno frente al otro.

— Haces demasiado ruido, Alastor – dijo el ángel molesto.

— Me temo, querido, que no puedo controlar la estática por las noches – admitió sonriendo con cansancio.

— ¿Por eso fuiste ese día a tomar un café?

— Sí, me ayuda a dormir como te lo había comentado.

Hubo un silencio extraño entre ambos en el que se dedicaron solo a mirarse, fue una mirada muy diferente y una sonrisa auténtica de Alastor.

Sin su permiso la sombra de Alastor y le dio un beso en la mejilla a la de Lucifer. El ángel se sonrojó.

— Eso lo sentí aunque fue tu sombra... – dijo sorprendido.

— Disculpa a veces es extraña, ha actuado sin mi permiso estos días – dijo Alastor sonrojandose a tal grado que parecía combinar con su pijama roja.

Lucifer volteó a ver el colchón... ¿Eso significaba que aquel demonio sentía algo por él? Volteó a ver ahora su anillo... ¿Podría hacerle eso a Lilith...?
Aunque si lo pensaba bien, ella se había ido sin decir nada desde hacía 7 años...

— Al... ¿Me dejarías besarte?

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