You Never Can Tell

I. The Beginning

Toda historia de crimen comienza con un asesinato, pero las de suspenso con un funeral.

Cristina Salomé era una estudiante recién transferida al Instituto Oaken cuando en cuestión de meses habían denunciado su desaparición y en menos de un año ya se estaba celebrando su funeral en la Iglesia Saint Peter con sus restos dentro del ataúd si es que se pueden llamar así a un par de huesos y pedazos de tela ensangrentada, ya que sería de mala educación y mal augurio tener una caja vacía dentro de un lugar sagrado según las creencias del pequeño poblado de Woodswood, un lugar tranquilo en el que jamás pasaba nada entre sus 2503 habitantes, bueno, 2502.

La Iglesia Saint Peter se encontraba llena, casi rebasaba su capacidad total, no era ni tan grande ni tan pequeña, era lo suficientemente espaciosa para que entrarán los familiares, los amigos, los conocidos, las autoridades y los chismosos.

En el funeral, en la primera fila de la derecha estaban los padres de Cristina y su pequeña hermana de 14 años, la familia siempre destacaba por el distinguido cabello cobrizo, eran los segundos en llamar la atención en Woodswood, eran la sensación del momento, algo que a Angela Labronski no le parecía, ella y su hermano siempre han destacado, siempre han sido los primeros en todo, desde sus pieles pálidas hasta sus cabellos rubios, en especial el de Evan que era tan rubio hasta llegar al blanco. Ellos igual se encontraban ahí, en la primera fila del lado izquierdo, de semblante serio, tocándose la cara de vez en cuando con un pañuelo cerca de los ojos para secar las supuestas lágrimas que debían de caer desde sus rostros a comparación de los Salomé, que parecían que jamás dejarían de llorar.

Los Labronski tienen una reputación que mantener, no hay nadie más fríos y crueles que ellos, además, de que son la descendencia directa del fundador del pueblo y los hijos del gobernador, por lo tanto son intocables y tienen que estar presentes en todos los eventos ya sean buenos o trágicos, lo curioso es que sus padres ya llevan más de un año en viaje de negocios, por lo tanto la única manera de tener contacto directo con los soberanos es a través de Angela y Evan Labronski.

Su grupo de amigos también se encuentran ahí, a lado de Evan.

Nolan Gregotszy siempre ha sido la mano derecha de Evan, se encontraba ahí con las manos entrelazadas delante de él con el rostro serio pero relajado, a su costado estaba Penélope Cruz Martínez, ella es los nervios hecho persona aunque cuando lo ameritaba sabía mantener la calma, actuar y mentir por excelencia, y por último se encontraba James Ámbar Makowski, él se dejó derramar un par de lágrimas porqué del grupo, fue el único que pudo acercarse a Cristina, ser su amigo e incluso intentó ayudarla, algo imposible teniendo a los Labronski cerca, claro que hubo consecuencias.

El Padre dijo unas palabras más, unas cuántas bendiciones y dió por terminada la ceremonia, estudiantes del Instituto y maestros comenzaron a acercarse a la familia de la fallecida para darle el pésame, mientras eso sucedía, las autoridades aprovecharon para hacer algunas preguntas a las personas presentes, los reporteros empezaron a tomar nota de nuevo e indicar a sus fotógrafos qué fotografiar para el periodico local y el grupo élite de los hermanos se abría pasó entre la multitud para salir de allí.

-¿Alex? -dijo Angela resoplando, como si la causará gracia que Alex Montgomery estuviera ahí presente, apoyado en la puerta de la Iglesia. Cuando el grupo salió, se separó de ahí y los siguió hacia una distancia decente entre los presentes y ellos.

-Estaba de paso y escuché que habría un funeral, pero que las causas no fueron naturales, quería asegurarme de que no fueras tú -le respondió Alex con una sonrisa y acercándose ligeramente a ella.

Evan no pudo evitar soltar una risita.

-Ya quisieras que yo estuviera dentro de ese ataúd.

-No solo yo, Angela, creeme.