El Diario De Lucifer

Nuevo Sentimiento

Sabes mi amor, yo te ame desde que vi tus bellos ojos color ámbar, tu sonrisa tan blanca como las nubes en el cielo me hiciste sentir que mis mejillas ardían y que el corazón se aceleraba, sentí a lo que mi Dios llama amor, ese sentimiento que pensé era una debilidad se volvió en lo más importante para mí, pues necesitaba saber más de la mujer tan hermosa que mis ojos contemplaban, pero todo cambio cuando mis alas salieron sin llamarlas, fue en ese momento en el que me viste con asombro y dulcemente dijiste.

- ¿Eres un ángel? - 

- Sí, mucho gusto, soy Samael. - Mencione con vergüenza ocultando mi rostro con mis alas.

- Que bello nombre, aunque no tienes cara de Samael. - Respondiste sonriente.

- ¿No?, ¿Por qué lo dices? - 

- Porque eres más como un portador de luz, ¡Ya sé!, ¿Te puedo nombrar de una manera que solo tu y yo conozcamos?, por favor. - Dijiste poniendo tus manos sobre las mías, a estas alturas mi mano ya estaba lastimada y estaba ensangrentada, pero eso no me importo, pues mi ser solo desea tu cercanía y desde hoy deseo ser tuyo, por ello te mire para decir.

- Claro que sí, puedes nombrarme como tu desees. -

- Te llamare Lucifer, pues eres un lindo portador de luz, eres como la estrella que brilla al alba, la primera en salir en la noche y la ultima en ocultarse. - 

- ¿Lucifer?, Me gusta, ¿Tu cómo te llamas? - pregunte sonriente.

- Soy Lilith, ese nombre me dio Adam. - Dijiste con gran tristeza mientras bajabas la mirada, por lo que con mi mano libre tome tu barbilla y levantando tu rostro dije.

- Lilith es un nombre hermoso, más si se trata de ti quien lleva el nombre, pero como tu rostro refleja tristeza deja que te alegre. - Separando mi mano de tu barbilla y con mis poderes cree un patito de goma para entregarlo. - Para ti, mi Lilith. -

Me alegre mucho al ver tu sonrisa y una leve risa inundar tu rostro. - Que hermosa risa tienes, nunca escuche una voz tan melodiosa, por favor ríe más seguido.- Dije entregando el patito, tu lo tomaste y uniste nuestras frentes, pero nos separamos porque Dios apareció en el jardín.

Sabes mi amar me pregunto si aun tienes ese juguete que hice para ti, aquel que fue el inicio de nuestra convivencia mi dulce amor.