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- ¿No sabes quién es el efectivo.com?.- escuché la voz de Leo mientras abría la puerta y la campanita era sonada.
- Ah, seguro hablas de ese aficionado por nuevo de seguridad de Game boy en sus operaciones...
- Robo guerrero, es el ¡Es el! Ese de ahí.- Leo lo señaló para mí a lo que me quité la capucha de mi suéter.
- No.
- Es una broma.- murmuré seria al ver aquel tipo nuevamente.
- ¡Escuchen, hora de cerrar. Fuera todos, también usted señora, fuera!.- empezó a correr a todas sus clientes de su carnicería.
- ¿Lo conoces?.- me preguntó Leo en un murmuro.
- Es un viejo amigo.- contesté de igual forma.
- ¿Amigo?.- aquel tipo bufó sarcástico.- Eres el caso que cerró el sector 7, _______. Cancelaron el proyecto. No más casos de seguridad, cero jubilación, cero dinero, nada. Lo causaste tu...Tú amigo delincuente, ahora tan maduro.- murmuró sorprendido por el glow up de Aidan.
- ¡Torpe ¿Y el pescado blanco?!.- nuestra pequeña discusión se vió interrumpida por los gritos de quien parecía ser su madre y otro trabajador.
- ¡No me toque con el puerco!.
- ¡Recuerda que no hay bono de navidad si no haces nada ¿Quieres esos dientes nuevos que viste?!.
- Es mi sueño.
- Ayudala.
- ¿Vive con su mamá?.- le preguntó Aidan.
- Mi mamá vive conmigo, es diferente. Estás en las noticias extraterrestres.- me señaló la televisión, en dónde mi rostro salía en las noticias.
- Ya lo sé.- dije sin muchas ganas.
- ¿Cómo es que pasó esto?.
- Es que...
- No me lo digas, no se que ocultas pero no quiero nada contigo.- me interrumpió rápidamente abriéndonos la puerta.- Adiós.
- Escucha...
- Vete.- me calló nuevamente.
- Deme cinco segundos. Necesito de su ayuda.- hablé honesta.
- ¿Enserio necesitas de mi ayuda?.- soltó de forma sarcástica.
- Me estoy volviendo loca. Un cangrejo robot se metió a mi cerebro y proyectó unos símbolos como de película de ciencia ficción. Y ahora soy fugitiva ¿Cree que usted la pasa mal?.- rodé los ojos.
- ¿Dices que proyectó imágenes de tu cerebro?.- murmuró comenzando a intrigarse.
