Un día especial

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Durante aproximadamente un mes, Bell se sumergió en un intenso régimen de entrenamiento, abordando diferentes aspectos de su desarrollo. Con Zald como su mentor fisico, con quien dedicó largas horas al fortalecimiento de su cuerpo, sometiéndose a rigurosas rutinas de ejercicio diseñadas para aumentar su resistencia y mejorar su forma física general.

Por otro lado, Alfia se convirtió en su guía para perfeccionar su flexibilidad y agilidad, ayudándolo a alcanzar nuevos niveles de destreza y velocidad en sus movimientos. Juntos, exploraron una variedad de técnicas y ejercicios diseñados para expandir los límites de su habilidad física, pero intentando no ejercer su brazo, aún en recuperación.

En cuanto al control de su maná, Ryuu se convirtió en su tutora, llevándolo al tranquilo lago del bosque para practicar el arte de canalizar y controlar su maná. Bajo la atenta mirada de Ryuu, Bell aprendió a sintonizar su conexión con el maná, expandiendo sus límites.

Sin embargo, las lecciones más profundas y desafiantes llegaban durante las noches solitarias, cuando Bell se aventuraba en el bosque acompañado únicamente por la materialización del alma de Artorias.

En las sombras del bosque nocturno, exploraban los misterios del abismo, trabajando en el dominio de su poder oscuro y aprendiendo a controlar sus peligrosas influencias.

A medida que Bell continuaba con su arduo entrenamiento, los cambios físicos comenzaban a hacerse evidentes, aunque no de la manera que podría esperarse. No se trataba tanto de la formación de músculos voluminosos como los de Hércules, sino más bien de los efectos secundarios habituales que acompañaban al esfuerzo físico intenso.

Las agujetas se extendían por todo su cuerpo, recordándole cada día el esfuerzo que estaba haciendo para mejorar. Sin embargo, gracias a su experiencia previa trabajando en la huerta con su abuelo, Bell no sufría tanto como podría haber sido de otro modo. La resistencia física que había desarrollado durante esos años le ayudaba a superar las molestias musculares con relativa facilidad.

Gracias a la ayuda que le proporcionaba Alfia su flexibilidad empezaba a aumentar y gracias a este podía moverse más fluidamente, sin sentir las limitaciones si solamente entrenara los músculos haciéndole difícil moverse rápidamente que era como él había demostrado.

Aunque Ryuu tampoco se quedó atrás, gracias a ella también pudo conseguir más control sobre su maná y debido a este corría menos peligro a que el abismo lo perjudique a este ni a los que lo rodeen. Además, ella también empezó a reservarse cada vez menos con la familia y empezó a compartir más tiempo con ellos, en vez de quedarse callada mirando. Además, ella que admitía adorar los tiempos en los que dormía bajo el árbol después de comer.

Después de varios días de dedicación constante, Alfia y Ryuu se propusieron enseñarle a Bell los fundamentos del combate con armas. Con la orientación de Zald, trabajaron en cómo empuñarlas y usarlas correctamente, comenzando con una daga, un arma versátil y útil en situaciones de apuro. Luego pasaron a una espada recta, perfeccionando las técnicas básicas de combate.

Posteriormente, experimentaron con armas más pesadas como hachas, pero Bell encontró que estas limitaban su movilidad y requerían un esfuerzo considerable para manejarlas. Sin embargo, descubrió su afinidad por los espadones, armas pesadas pero ágiles que le permitían realizar ataques contundentes con rapidez y precisión si claramente se sabía usar, además de no se necesitaba emplear demasiada fuerza ya que usaba su propio peso como principal motor para mover el arma, aunque era igual con las demás armas de peso, prefirió los espadones.

Además, quedó impresionado con las espadas curvas, que ofrecían un rendimiento similar, pero con una ejecución aún más efectiva.

Estas armas se adaptaban perfectamente a su estilo de combate, brindándole la capacidad de enfrentarse a sus oponentes con confianza y eficacia, los cuales solían ser los goblins que solían vivir y merodeaban en el vasto bosque.

Caballero Albino de CenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora