💜Él no tiene la culpa🩵

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Cuarto arco "Cuando te di una segunda oportunidad"


(N.O)

Las gotas de lluvia golpeaban la ventana del dormitorio con excesiva fuerza, caían rayos y tronaban relámpagos que iluminaban la habitación que tenía apagadas las luces.

No era ni medio normal que en esta época del año lloviera y menos aún si era de esta forma, parecía literalmente que el cielo se iba a caer en cualquier momento.

Ya habían pasado dos semanas desde que Ruben había descubierto la verdad. Justo después de hacerlo volvió a su dormitorio, se puede decir que reanudó su relación con Luzu e intentó continuar su vida como si nada hubiera pasado.

Volvió a la cafetería, retomó lo mejor que pudo sus clases pero no volvió a ir al club de fotografía, ya nada podía ser igual.

Cada pequeña cosa que hacía le recordaba esas sensaciones que ahora extrañaba, las cosquillas en la nuca, el hormigueo en el corazón y la satisfacción de sonreír y reír con una persona.

Nada podía ser igual, porque ya había probado la libertad y aquella ahora distante sensación de recibir amor y de darlo. Ya había decidido dejar esta jaula, estiró las alas pero no se fue, el mismo volvió a entrar.

Ahora tenía que aguantar estar aquí, en medio de las sábanas arrugadas de la cama, con Luzu entre sus piernas, embistiéndolo como si quisiera romperlo y lastimarlo.

Sus pequeñas y delgadas manos se aferraban a su espalda mientras apretaba sus labios para que sus sollozos no salieran y se confundieran con gemidos placenteros.

Con cada embestida, caricia y beso que el castaño le daba su mente le recordaba esa cálida sensación de los labios de Samuel y la seguridad que sus manos transmitían, aquella extraña voz en su interior no paraba de gritarle que Samuel lo haría mejor, con más cariño y amor.

"Te odio"

"Odio todo de ti"

"¿Por qué sigo pensando en ti?"

Se repetía una y otra vez en su cabeza esa pregunta, ¿por qué deseaba tanto que quien estuviera con él fuera Samuel y no Luzu? ¿Por qué después de todo aún lo quería?

¿Lo quería?

Las noches eran tan espantosas que solo podía cerrar los ojos y trasladar su mente a cualquier lugar menos ahí. A veces no se daba cuenta de que Luzu había terminado hasta que sentía como era levantado de la cama y llevado al baño para limpiarse.

Como si estuviera en trance, sentía el agua caer, sentía los labios fríos de su pareja, besarlo en la nuca y podía ver en su mente claramente como esos dedos fuertes entraban en él para limpiarlo. No se sentía cálido...

Parecía un muñeco sin vida, Luzu lo secaba y los vestía, ponía loción y untaba su cuerpo con crema corporal. Luego besaba sus labios tiernamente y lo metía en la cama.

Luzu tardaba cinco minutos en dormirse, mientras que Ruben requería de horas para hacerlo, incluso cuando estaba muy cansado, no podía cerrar los ojos y dormir.

Cuando el sol salía por el horizonte y entraba por su ventana, él apretaba los ojos con fuerza y se encogía todo lo que podía, no quería empezar un nuevo día, era demasiado difícil.

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Segunda Oportunidad / RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora