Rai se llevó una mano a la boca con un jadeo, abriendo los ojos con sorpresa sin despegar la mirada del signo " + "
Dios mío. Oh, Dios mío.
—Cielos.— Susurro, antes de inspirar hondo y dejar el test de embarazo sobre el mueble del baño, mirándose al espejo con los ojos abiertos.
su teléfono comenzó a sonar en alguna parte de la habitación, pero lo ignoró, mientras se levantaba con manos temblorosas la playera blanca que traía puesta y posicionaba una mano sobre su estómago.
Su hijo crecía allí.
Mi hijo. Nuestro hijo.
—Hola, amor.— Susurro, bajando la mirada hacia el ombligo y con más sonrisa cada vez más grande extendiéndose por su rostro.—Hola, mi amor.
Unas cuantas lágrimas se escurrieron por sus mejillas, y se lentamente, sin dejar de observar su estómago.
Tenía tantas cosas que hacer.
Tenía que ir a la doctora, averiguar cuánto tiempo está embarazada, decirle a Alondra...
Decirle a Alondra.
La pelirroja la conocía lo suficientemente bien como para saber que se va a poner loca de felicidad.
Dos. Años después de casarse, habían decidido que querían ampliar la familia, pero las cosas no habían ido como ella se imaginaba.
Según los análisis a los que se habían sometido, no había nada malo en ninguna de ellas, pero Rai creía que había ocurrido un error, porque ella no podía quedar embarazada.
Simplemente no sucedió.
Ahora, cuatro años después de aquel hermoso día en que se dirigió mujer y mujer, cuando empezaron a considerar la idea de la adopción, aquello sucedió.
Y Rai se sintió la mujer más feliz del universo entero.
Su teléfono volvió a cenar con un ruido estruendoso, y con un suspiro en camino hacia la habitación para tomarlo entre sus manos.
—¿Gaby?— Dijo en cuanto se llevó el aparato al oído.—¿Todo bien?
—No, todo mal. La idiota de mi mujer está tatuando a una perra, en una teta, ¡en una teta!— Si su amiga al otro lado de la línea, y Rai soltó una carcajada para luego hacer una mueca.
Gaby y su novia se habían casado hacia dos años, era el matrimonio más tormentoso que Rai había conocido. Siempre peleaban, pero siempre, siempre, se reconciliaban. Y más te valía no estar cerca cuando lo hacían, o terminaría traumado.
—Eso es extremo.
—¿Te parece?— Gaby bufo.—Me fui de allí para no tener que verla babeando sobre ella como una idiota. Córrete, mierda
—¿Qué?
—Lo siento, un imbécil en mi camino.
—Relájate, sabes que ella no tiene ojos para nadie más que para ti.
—Rai, se va a pasar la próxima media hora mirando el seno de otra mujer.— Gaby soltó un gimoteo.—Y encima era un seno mucho más grande que el mío.
Rai soltó una carcajada mientras se sentaba sobre la mesa con un suspiro
—A ella no le va interesar, estoy segura. Oye, Gaby, ¿Sabes si Alondra seguia allí cuando te fuiste?
—No, sólo... No.
Luego de cortar la llamada con su amiga, Rai se sentó con las piernas, cruzadas sobre la cama, mirando fijamente la puerta.
ESTÁS LEYENDO
The Tattoo || Adaptación || Railo
Romance-¿Un tatuaje?, ¿Acaso estas loca Rai?, espera ya sé, Satan te ha poseído, no eres tú misma ¿Verdad? -¿Sabes que Alondra? Vete a la mierda Alondra perdio su precioso trasero alejarse de ella. Rai nunca maldecía . Nunca jamás. Y la acaba de mandar a l...