11| Siete minutos en el paraíso (O en el infierno)

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No quiero echarle la culpa a nadie

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No quiero echarle la culpa a nadie... pero ¡Joder! para que carajos Hades me quería ver con esos aretes en los pezones, muy bien se que yo accedí, pero si el no lo hubiera sugerido en primer lugar nada de esto abría pasado

Toda la noche, toda la condenada noche intentando quitarme esas cosas demoníacas y parecía que mientras mas jalaban mas se aferraban al final tuve que pedirle ayuda a Elisa la cual me estuvo fastidiando todo el rato preguntándome que tipo de raros fetiches nuevos había adquirido

Y después las cosas solo se pudieron poner muchísimo peor, se me irritaron las tetillas por lo que todo el rato me andaba rascando irresponsablemente, ¿y cual es el resultado?, que hoy están tan hinchadas que el solo roce con la ropa me genera ardor

Ademas que el moretón en mi costilla al mínimo movimiento me punza horriblemente dejándome muy inmovilizado en la noche, me desvele por completo por no poder estar en una posición cómoda sin lastimarme de paso

Saben que, olviden lo que dije al principio, si que le voy a echar culpas a Héctor Daniel, todo es culpa de ese rubio curioso, ¡Ash!, es que ni siquiera puedo evitar mirarlo con rencor, esto es un sufrimiento inhumano, ¡y para colmo me sigue picando mucho y no me puedo rascar!

Muy bien si me distraigo tal vez el ardor se extinga así que por primera vez en mi vida intentare concentrarme de lleno en el trabajo... aunque si me metiera a instagram tal vez seria una mejor distracción ¿no?

—Sr. Mishfell ¿podemos hablar?

Justo a tiempo mi karma instantáneo llega para apartar la tentación... Te odio Héctor Daniel, ahora que lo pienso no le llamaba Héctor Daniel desde hace un buen rato, ay que nostalgia, pensar que lo llame así la primera vez que nos conocimos y... No, espera, Core concentrate, estamos con eso de odiar a Hades, nada de nostalgia por ahora

—Claro que sí Sr. Chapman— respondí con amabilidad fingida y me pare de mi asiento muy a mi pesar trayéndome un para nada agradable dolor en las costillas

Me guio hacia su escritorio para lo que lo acompañara y luego me empezó a mostrar unos documentos (que no entendí) para acto seguido mostrarme unos balances (que no entendí) y al final mostrarme como se relacionaban ambos documentos (que tampoco entendí)

—Mira la hora— comento distraído mirando el caro reloj en su muñe

—Ujumm— exprese con nulo interés

—Es hora del almuerzo Gopic—dijo de manera engatusate con su voz picara

¿Esto significaba que almorzaríamos juntos?, pero no podía, ya me había programado con ir a comprar alguna crema desinflamante o hielo ¡o lo que sea! pero no soporto el ardor y ganas de rascarme

—No puedo, lo siento, tal vez otro dia— carraspeé un poco cortante parándome sin vacile hacia la salida

—Es una pena, si no almuerzo contigo ya no tengo ninguna razón para almorzar, supongo que aprovechare mejor para adelantar trabajo— Expreso lastimeramente sacando unos documentos para empezar a trabajar en ellos

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