XI

1.6K 291 160
                                    

Las vacaciones de verano habían iniciado, la cantidad de personas que asistían al restaurante había aumentado considerablemente y eso se notaba en el ritmo tan acelerado con el que se trabajaba dentro de la cocina de Sergio. Después de algún tiempo no fue difícil para Max adaptarse, aunque la barrera del idioma aún seguía causándole tropiezos para comunicarse con el resto de los cocineros, el estar ahí con Sergio y recibir las constantes visitas de Ximena, hacían que su estadía fuese por demás agradable.

En los días que ya llevaba ahí, había aprendido muchísimo acerca de la comida mexicana y ciertamente no había una sola cosa que le desagradara. Aunque algunos sabores podrían ser muy especiados o picantes, para él era un redescubrimiento de sabores. Estando ahí se cuestionó severamente cómo es que la mayoría de la gente reducía la gastronomía mexicana a los tacos, o sea, si, los tacos estaban presentes en el menú, pero si algo aprendió estando ahí, eso era lo infinitamente variada que podía llegar a ser y lo increíblemente audaces que eran al momento de combinar ingredientes, como con los chiles en nogada o la cochinita pibil. De todos los platillos que había en el menú de Mi Burrito Sabanero, solo había uno en el que no había participado en la elaboración, es más, nadie más en esa cocina, únicamente Sergio tenía la responsabilidad de cocinarlo y ese era el mole, el primer platillo que Max degustó de la cocina de Checo, en algún momento Max se preguntó si acaso el mexicano temía que alguien pudiese robar su receta.

Su rutina había cambiado un poco, pero de una manera agradable. Por las mañanas, llegaba temprano al restaurante para ayudar a Sergio con los tamales, tomándose de a poco la tarea de preparar el café de olla, no quiso admitirlo, pero se había vuelto adicto a éste. También ayudaba con los preparativos de las cosas que se ocupaban a lo largo del día, como la carne que llevaba algún tipo de macerado o las salsas picantes que se daban como acompañamientos, y, después de eso, tenía sus sesiones de dibujo con Ximena, él y la sobrina de Checo habían llegado a hacerse cercanos, cosa que sorprendió a los hermanos Pérez, y no porque la niña fuese difícil, sino porque ninguno habría imaginado nunca que Max, el mismo ser estricto que no toleraba el ruido, pudiese tener habilidades para tratar con los infantes, pero así fue. De repente se les podía ver conversando y riendo como si de viejos amigos se tratase, incluso, una mañana, Ximena llegó con un estuche con cuentas de todos los colores, tamaños y formas, algunas incluso con letras, primero le explicó a Max que harían pulseras, pero al terminar, le dejó claro que no se trataba de piezas de joyería cualquiera, esas serían sus pulseras de amistad, un vínculo que les uniría por siempre y que, aunque para Ximena parecía algo de lo más natural, para Max había sido la experiencia más conmovedora que jamás hubiese podido experimentar, él tenía amigos, claro, pero por alguna razón, el tener ese pacto, esa complicidad con Ximena, le hacía sentir inmensamente especial.

Max cortaba algunos vegetales en la misma mesa donde Sergio trabajaba, al subirse un poco las mangas, dejó expuesta aquella pulsera, cosa que por su puesto el mexicano notó ya que, bueno, era un hilo de cuentas de varios colores, escoltando las siguientes letras "M&X♥BFF", y no pudo evitar cuestionar el origen de esa joya

-wow...linda pulsera- dijo tratando de contener una sonrisa, ya que, por supuesto, ya había visto a su gemela en las manos de su sobrina

Max miró hacia su muñeca y de inmediato sonrió enormemente, regresando su atención a Sergio, mirándolo con cierto aire de orgullo –Me la regaló Ximena-

-uhmm ya veo...aunque debo decir que te mintió, porque yo soy su mejor amigo- dijo casi como en reto, notándose el esfuerzo que hacía por no dejar escapar su sonrisa

-pues creo que eso ya cambió porque ahora yo soy su mejor amigo- dijo mientras levantaba su brazo para presumir aquella pulsera

-¿Qué?¿Planeas robarme el amor de mi sobrina?- cuestionó, llevándose una mano al pecho para acentuar el dramatismo

Cold, smooth and tastyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora