IV

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Max se encontraba en su cocina, sentado frente a su enorme mesa de trabajo, con los brazos cruzados y apoyados sobre el frío metal, mirando fijamente el plato que momentos antes había llevado al restaurante de enfrente. Su mente trabajaba y trabajaba tratando de asimilar todo lo que había pasado con Sergio desde el día en que lo conoció. Aún mantenía su postura, seguía sin aceptar el hecho que el ambiente de su calle estaba cambiando, pero por otro lado se cuestionaba ¿En verdad Sergio era tan malo? Es decir, ninguno de los locatarios, con excepción de él, tenían problemas con el mexicano, al contrario, todos parecían haberle recibido con agrado. El restaurante de Sergio ciertamente era bonito, y bueno, a él ya le constaba que la comida era deliciosa, simplemente no tenía más argumento en su contra más que el hecho de considerarlo imprudente por haber cerrado la calle aquel día ¿Y si Alice tenía razón y debía darle otra oportunidad?...Pero, eso requería de una disculpa que él no estaba dispuesto a ofrecer, estaba haciéndose consciente de lo grosero que había sido, pero seguía creyendo que Sergio había faltado a su palabra de no hacer ruido. Estaba tan concentrado en aquella introspección, que no se percató del momento en el que Pierre se acercó y se recargó con ambas manos contra la mesa justo enfrente a él

-Pronto comenzará a salir humo de tu cabeza ¿En qué tanto piensas?

Max levantó su mirada hacia su souchef, tomándose algunos segundos antes de responder –Pierre...¿Qué opinión tienes de Sergio?

Pierre pareció extrañado ante esa pregunta, pero lo meditó unos instantes y luego solo dijo –Me agrada. Es...honesto y abrumadoramente directo. Tuve un pequeño intercambio de palabras con él esta mañana, el tipo no se anda por las ramas.

Max enarcó una ceja, confundido con la respuesta de Pierre -¿A qué te refieres? ¿De qué hablaste con él?

Pierre solo dejó escapar una risita –No tiene miedo de decir las cosas

-Eso me queda claro, los límites son algo que desconoce

-uhmm ¿A quién te recuerda eso?...- dijo con tono irónico, mirando casi con burla a su compañero

-Yo nunca he cerrado la calle solo porque si, ni he hecho una fiesta escandalosa que pudiese molestar a los vecinos

-No, solo llamaste a la policía el día de su inauguración. Fue un bonito detalle de bienvenida- esta vez fue sarcástico

-¿Qué? ¿Ahora tú también eres de su club de fans? ¿Qué les dice ese hombre que todos parecen terminar encantados con él?- cuestionó casi indignado

-Él solo es amable...y no me he vuelto su fan, solo conversé dos minutos con él, pero...fue agradable- sube y baja los hombros –El tipo es bastante observador y, bueno...él solo me dio un consejo que me ha tenido todo el día pensando...quizás le haga caso

-...Ay por favor...¿Qué consejo pudo darte?...- se irguió en su asiento, manteniendo los brazos cruzados y mirando con incredulidad a Pierre

-Solo...él me dio confianza Max, eso es todo ¿Por qué no intentas hacer las paces con él? Quién sabe, igual y terminan siendo buenos amigos

-¿Cómo eso sería posible?...Mira, me conformo con que no vuelva a perturbar la tranquilidad de este lugar...Me da igual si se convierte en el mejor amigo de todos en la calle, yo solo quiero nada cambie

-Amigo, eso es imposible. Cambios siempre habrá, puede que sean buenos o malos, pero es algo que no puedes detener, debes adaptarte y avanzar. Si no quieres ser su mejor amigo, ok, entiendo eso, pero al menos deberías intentar llevar una relación cordial con él...no sabes por cuánto tiempo será nuestro vecino ¿Por qué pelear?

Max apretó sus labios y bajó la mirada y azotó un par de veces su pie contra el piso –Quiere que le ofrezca una disculpa...

Pierre lo pensó unos segundos y de inmediato supo por qué –Por lo de la policía...Bueno, creo que si la merece

Cold, smooth and tastyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora