𝐀𝐥𝐨𝐧𝐞 [ᴍɪɴsᴜɴɢ]

𝙕𝙚𝙧𝙤

La primera vez que noto lo brillantes que eran las estrellas no fue la más romántica o tranquila, pero sí la más memorable.

El recuerdo se ambienta en un atardecer de invierno, de esos donde aunque el sol sigue a plena vista el frío te cala en los huesos y la nariz se te enrojece; no puede recordar bien cuál fue la razón de la discusión que tuvo con sus padres, pero debe haber sido lo suficientemente fuerte como para hacerlo decidir que escapar de casa era una buena idea. Fue un arranque de rabia el que lo llevó a tomar su mochila y salir corriendo por la puerta trasera que daba a una de las calles más desoladas de su ciudad, no le tomó importancia al peligro que podía correr siendo apenas un joven de 17 años solo en medio del anochecer, lo único que le importaba era huir hasta donde sus piernas ya no aguantasen la distancia y el dolor de rodillas fuera tan fuerte que ya no pudiese recorrer más kilómetros.

 Pasadas varias horas, y con el llanto ya seco, comenzó a pensar en que es lo que estaba haciendo. Se sentía inmaduro por sus actos tan despreocupados pero realmente ya no quería seguir soportando las críticas y malos tratos por parte de sus progenitores; Por más que se encontrase en una situación muy desfavorable para sí mismo, pues ya no había luz natural y el frío lo hacía temblar, necesitaba resolver rápidamente qué hacer.

Puede que haya sido suerte o casualidad, quien sabe, pero en algún punto de la noche una camioneta se frenó a su lado. Al principio sintió que se desmayaría del miedo al ver a un hombre bajarse del lado del conductor pero sintió la alegría invadir su pecho al reconocer a Minho mirándolo preocupado y acercándose corriendo.

Recién cuando sintió sus brazos envolverlo completamente se permitió cerrar los ojos y respirar con calma,al abrirlos lo único que pudo ver fue el cielo iluminado por las estrellas; aquel cielo que lo acompañaba en cada una de sus noches de tristeza deseando no existir, ahora era cómplice de cómo encontraba su salida de todos los problemas en los brazos del hombre del que secretamente estaba enamorado. 

Su corazón latía desenfrenado y tanta adrenalina acumulada acabó con él desmayado en los brazos del ex-amigo de su padre. Sin otra solución aparente, Min tomó al menor y lo dejó recostado en el asiento trasero de su camioneta, al notar lo helado que estaba por la poca ropa que tenía puesta para protegerse del frío, se sacó su campera y lo tapó. 

A las 2 de la mañana de un martes invernal, Lee Minho se encontraba dirigiéndose a su hogar con angustia al saber que Han Jisung había escapado de casa, un dato que rápidamente se había corrido  por todo el barrio por el boca en boca de los vecinos. Sentía impotencia de que los padres del chico no estuviesen haciendo nada más que quejarse de él, pues había ido corriendo hasta su casa cuando el chisme le llego, pero eran un matrimonio muy rencoroso y al ver su rostro no hicieron otra cosa que gritarle que se largara y que Jisung no necesitaba a nadie que lo rescatara. 

Nunca se espero encontrarlo en las afueras de la ciudad, sentado bajo un árbol con el rostro enrojecido y a punto de caer inconsciente, pero no dudo ni un segundo en que tenía que ayudarlo. 

Ya de camino a su casa y con Han dormido se hizo una promesa silenciosa, no dejaría que Ji volviese a estar mal a causa de los que se hacían llamar sus padres.