Casi caigo por las escaleras huyendo del enorme sujeto que me perseguía de manera aterradora y siniestra, pues su cuerpo era grande y fuerte, y refunfuñaba entre dientes maldiciones y palabras incomprensibles manteniendo el bate de béisbol en el aire. Continué corriendo a hurtadillas de un lado a otro intentando encontrar un lugar dónde esconderme, aunque existía un problema, no conocía el lugar, y el otro sujeto sí, por lo que estaba seguro de que, donde sea que me escondiera, me encontraría.
Corrí debajo de la mesa, dentro de la alacena, me escondí en el baño, pero siempre estuvo cerca de encontrarme, hasta que por fin, encontré un armario; era pequeño, pero ¿qué otra opción tenía? no podía salir de ahí, y Dios sabe qué era lo que ese sujeto me haría si me encontraba. El hombre entró a la habitación y comenzó a husmear detenidamente cada uno de los rincones que podía ver, cada detalle, por lo que contra voluntad de mi propio cuerpo, mantuve una mano cubriendo mi boca para evitar gritar. Estaba sudando, mi corazón latía con tanta fuerza que creí que se saldría de mi pecho, mi garganta se cerraba cada vez más y mi visión se nublaba hasta cegarme por completo. De pronto... nada, el gigante aquél se había ido, pero para asegurarme, me quedé encerrado un par de minutos más hasta que el silencio cubrió el lugar.
Bien, ahora que el padre estaba dormido, podría hacer con sus hijos lo que me plazca.
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El monstruo en el armario
Mistério / SuspenseLos monstruos nunca son lo que parecen.... tampoco las personas.