3 | Punto Débil

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✭˚・゚✧Felipe González Otaño.

-¿Hoy haces algo, hijo? Hace mucho no veo a tus amigos ¿no te hablas más con Blas? Buen chico ese...

Soledad, mi mamá, me habla durante el almuerzo mientras estoy en silencio, pensando en mantas cosas que hasta frunzo el ceño. Ella no se percata, y entretenida, me pregunta sobre aquellos amigos a lo que ya no ve tanto. No me mudé hace mucho y no se acostumbra a no verme todos los días, pero cada tanto vengo a almorzar con ella, sobretodo los días que Papá trabaja. Hoy cociné yo, y los ravioles caseros que preparé podrían, fácilmente, ser los mejores que probé. Ni si quiera Soledad podría prepararlos, y eso que es de ella que heredé los dotes en la cocina.

-¿Blas? Está por España ahora, Ma -respondo, mojando la pasta en la salsa del plato-. Pero no hago nada hoy... Creo. No sé. Hoy es el cumpleaños de una amiga.

Me quemo la garganta cuando me refiero a Fiorella como "amiga". No despego la mirada del plato, pero mamá nota la incomodidad al nombrarla. Sabe quien es Fiorella, no es nueva para ella, pero demás está aclarar que no sabe cómo terminó nuestra historia. Anoche, al verla después de tanto, me cuestioné si tenía que seguir con este juego de "no hablarnos" por errores tontos de hace dos años. Evidente es lo mucho que nos extrañamos, pero no sé si tengo ganas de volver a apostar por algo que , de plano, ya sabemos que no funciona.

-¿Amiga? ¿Quién? -inquiere, curiosa. Retiene una pícara sonrisa porque todavía no sabe si estoy hablando de una amiga o de una "amiga". Fiorella no es ninguna de las dos, eso es lo peor.- No me contaste que tenes amigas.

Me encojo de hombros, restándole toda la importancia posible -Fiorella, Ma -digo con obviedad-. Hoy es el cumpleaños pero no sé si va a hacer algo, y si hace, no estoy invitado. Igual no quiero no regalarle nada ¿decís que le lleve algo? Capaz quedo como un intenso -sobrepienso.

Levanto la vista por fin, buscando el consejo de Soledad. La mujer me mira ladeando la cabeza con una sonrisa tierna, totalmente endulzada por las palabras que salen de mi boca -Hijo ¿vos te estás escuchando? ¿Cómo no vas a llevarle nada? A Fiorella le encantan los regalos, tendrías que llevarle algo.

Arrugo la nariz, no muy contento con la idea -No sé, Sole. No quiero molestarla. No hablamos hace años, ya sabes eso.

-Y nunca voy a entender qué cagada te mandaste para que te deje de hablar -dice, indignada, negando con la cabeza-. Tan dulce que es ella... Es un sol.

-¿Por qué asumis que es mi culpa? -me quejo- La querés más a ella que a mi.

-Haceme caso y llevale algo. Le encantan las flores a esa chica. Decile que la querés ver y llevala al café ese lindo que está acá cerca... Encima que es su primer cumpleaños sin Graciela... ¿Podes creerlo? Parece mentira. Distraela un rato.

Me quedo estático cuando termina la oración. Dejo de masticar, y con la boca llena, atónito, indago -¿Qué decis, Sole? ¿Cómo que primer cumpleaños sin Graciela?

-¿No sabías, Felipe? -cuestiona ahora, con un tono más serie- ¿Vos me estás diciendo en serio? Graciela falleció, hijo. Falleció hace ¿cuánto? Diez días, no más que eso.

Suelto el tenedor sobre la mesa sin creer la noticia que me revuelve el estómago. No entiendo en qué momento pasó, y tampoco entiendo por qué Fiorella fingió que todo estaba bien anoche -No me dijo nada Fiorella, hablé anoche con ella -titubeo, terminando de masticar la comida-. No sabía nada, nadie me dijo nada.

Niega con la cabeza, soltando un suspiro lleno de indignación -Vivis en una nube de pedos, Felipe. Mandale un mensaje y decile que se vean ahí, haceme caso.

Delicate; Felipe Otaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora