¿Cómo conquistar al chico Gay? -Finalizada-

Extra

— Oppa, ¿te gusta mi nuevo cabello?

— Te queda hermoso —dijo acariciando el nuevo pelo que me creció.

Habían seis meses de mi operación, no sabía dónde estaban, quienes eran, no sabía ni siquiera mi nombre y sentía un agujero en mi pecho que decía que algo me faltaba, pero no sabía qué.

Namjoon me mostró fotografías de nosotros pequeños, no podía creer que el tiempo y las memorias se desvanecieron de un momento para otro, o al menos era así para mí. Oppa me contó que estuve en coma por dos meses.

El doctor Kim se veía aliviado por mi despertar, hizo exámenes de rutina donde no mostraba nada malo y lloró cuando pude hablar, ya luego de ver cómo se miraba con Nam comprendí porque tanto cariño.

En mi motricidad no tuve mayores problemas, solo los rutinarios, pero con los masajes de Namjoon y un chico llamado Yoongi pude recuperarme rápidamente. Claro que Yoongi no era tan simpático, siempre se le veía enojado y no hablaba nada de nada.

— ¿Quieres que te lleve a la escuela?

— Prefiero caminar, siento que perdí tanto que le he tomado valor a las cosas —tome una manzana de la nevera y la guarde en la mochila— Te amo Oppa —bese su mejilla y salí con rapidez de casa.

La casa donde vivíamos la recuerdo muy bien, es donde mismo vivíamos con mis padres, aquí está lleno de recuerdos, la placilla dónde mami me llevaba a jugar, o aquel árbol donde Nam se colgó de una rama y esta se rompió, quebrando también su brazo por la inoportuna e intrépida hazaña.

Mi cabello natural me gusta más, por mucho tiempo use pelucas y eran demasiado sudorosas, ayer domingo fui al salón y pedí que lo emparejaron, quedo un hermoso corte hasta mis hombros que me encantó me hicieron un masaje capilar, y además arreglaron mis uñas.

Para volver a la escuela, Nam me enseñó extenuantemente las materias atrasadas, tiene un don especial para retener información y así me ayudó a pasar y prepararme un poco más para este año. Agradezco a los cielos no tener problemas cognitivos con la operación, o no podría cursar el colegio solo de vergüenza.

Es primavera, y amo ver los pétalos de las flores de cerezo que rodean mi persona, uno que otro acaricia mi piel y tiendo a cerrar mis ojos y un recuerdo se hace presente

— Me encantas —escuche con claridad en mi cabeza y ví lo que posiblemente era el rostro de un chico.

Algo borroso pero ahí estaba, sonriendo sobre mí, mi pecho se sintió tibio por esos , y mi corazón comenzó a bombear con rapidez, y ese rostro borroso fue lo que me mantuvo pensativa por unos largos minutos.

La bocina de un auto fue lo que me hizo despertar de mi sueño trayendo así a tierra y notando que el tiempo seguía pasando y ahora ya estaba atrasada para llegar a la escuela.

Había llegado tarde, no se veían más alumnos que aquellos que estaban en el deporte de la cancha de fútbol, decidí ir hasta la oficina de los profesores para reportarme y me ayudarán a llegar al que sería mi salón.

— Es bueno volver a tenerte aquí —dijo el profesor Jung con su amabilidad que me suena particularmente familiar.

— Gracias, profesor —sonrió siguiendo sus pasos por el pasillo

— Tu hermano me dijo que no recordabas nada, nos advirtió para que no te presionemos, hablamos con el colegio y todos saben que hay un caso particular contigo.

— Vaya —dije arrepentida, creo que me sentiré un poco incómoda por lo que pueda suceder.

— Antes de todo eras una de nuestras mejores alumnas, excelentes calificaciones, no muy buena socialmente pero si alguien te necesitaba ahí estabas.