Mil veces NO

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En medio del sol del mediodía y mientras el sudor cubre mi espalda sigo trabajando, le echó bueno a cada uno de los animales del rancho.

— Annabeth ¿qué estás haciendo aquí? — preguntó mi madre al verme completamente sudada y llena de tierra— no se supone que ibas a tener una cita con Luke.

— No mamá, que él me invitara no significa que yo aceptara salir con él — respondí sin dejar de hacer mi trabajo, no estaba de humor para pensar en los coqueteos de Luke, o de los otros chicos del pueblo que me traían loca, Cómo es que ninguno de ellos podía entender la negativa de mi parte, no me atraía ninguno de ellos y ni quería salir con ninguno de ellos, tenía mejor cosas que hacer que estar besuqueándome con ellos— Además tengo mucho trabajo que hacer mi veterinaria no se va a abrir sola.

—Sé que te has esforzado mucho por eso, y sé que algún día lo vas a conseguir pero Annabeth tienes 27 años, y lo único que haces es trabajar, tal vez debería aceptar alguna de las salidas que los chicos te invitan, quizá encuentres alguno que te guste y así puedas trabajar en tu veterinaria y puedas tener una vida más allá del trabajo — sugieren mi madre, sin embargo estoy completamente en desacuerdo con lo que ha dicho, pero conociéndola sé que no se dará por vencida hasta que logre su cometido así que solo respondo de una manera muy simple.

— Lo pensaré mamá y veré cuál de aquellos hombres me atrae, tal vez pueda consultar alguna cita para cenar alguno de estos días — continúo con mis labores diarias hasta que el sol se puso. Me encantaba recostarme en el césped verde en las colinas mientras veías como el sol descendía, el cielo se tornaba de varios colores hasta que daba paso a la completa noche, y la única luz que quedaba era en la de las estrellas y la de la luna algunos días.

— !Annabeth¡ —Escucha la voz de mi madre desde adentro de la casa— es hora de cenar.

Corro dentro de la casa para lavarme y luego ir a la sala a cenar, en la mesa se encontraba mi padre al lado de mi madre, junto con un par de trabajadores, todos éramos como una gran familia. La cena era bastante amena hasta que que unos golpes interrumpieron nuestra tranquilidad, todos los días era prácticamente lo mismo, Solo habían dos opciones de quién podría ser el que estuviera detrás de la puerta, la primera opción era el señor Hermes, era nuestro vecino más próximo, su terreno era el triple del de nosotros y aún así estaba intentando convencer a mi padre por todos los medios de que le vendiéramos nuestros terrenos, honestamente no sé qué haría con más, la segunda opción seguramente era Luke que aún no se había rendido y pretendía que saliera a dar una vuelta con él o que lo invitara a cenar en casa o alguna cosa estúpida, o podría haber una tercera alguno de los otros chicos del pueblo que eran menos insistentes.

—Hermes— dijo mi padre desanimado al abrir la puerta, eran obvias las razones por las que estaba aquí.

— Frederick qué gusto me da verte, a ti tu amable esposa y a tu muy linda hija. — si bien no estaba en el recibidor con ellos, escuchar mi nombre en su boca me hizo sentir un revuelo en el estómago, había pocas cosas más asquerosas que esa.

Dejé de escuchar su conversación porque seguramente iba a tratar de lo mismo, el señor Hermes diciéndole de buenas tierras que tenía mi padre, mi padre agradeciéndole por ellos y diciéndole que todo era por el trabajo que habían llevado durante años aquí, luego él diciendo que se notaba el trabajo y que tenía una nueva oferta para él, y además de eso se auguraba de que todos sus trabajadores quedarán empleados así que no iba a tener pérdidas, Además de eso le propondría que fuera capataz de sus propias tierras, a lo cual mi padre se negaría rotundamente y luego de un silencio incómodo el señor Hermes seguido era la misma rutina casi cada noche.

Me llevé una gran sorpresa cuando resultó que en lugar de ser solo una visita inesperada fueron dos, Hermes había venido con su hijo.

—Luke —dije un poco desanimada al verlo— ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó sin disimular muy bien mi molestia.

— Bueno ya que no me aceptaste la salida pensé que tal vez sólo querías pasar el rato en tu casa así que vine aquí para acompañarte, podríamos recorrer tus terrenos a la luz de la luna tú y yo solos.

Estaba segura de que se aprovechaba de que nuestros padres no estaban escuchando, porque a mi padre no le hubiese gustado nada, si bien ya yo era una adulta, a mi padre no le caía nada bien lo que tuviera que ver con Hermes y eso incluiría su dinero, sus tierras y su hijo, mi madre por otro lado pensaba que él sería un buen partido, pues en el pueblo no había muchos chicos con su educación y futura herencia.

—No debiste haberte tomado la molestia Luke, pero créeme que agradezco tus intenciones sin embargo, el día de hoy ha sido extremadamente cansado por lo que he decidido irme a la cama temprano, así que lamento que hayas perdido el viaje hasta acá pero lo mejor que puedes hacer en ese momento es regresar a casa con tu padre, porque si conozco la rutina él está a punto de irse así que deberías alcanzarlo.

Ambos nos acercamos a la puerta para verificar que efectivamente su padre estaba a punto de salir, la expresión de su rostro mostró que sus negociaciones tampoco habían surtido efecto el día de hoy, por lo que su molestia era notable.

—Vámonos hijo, es obvio que nuestra presencia no es requerida en este lugar en este momento— dijo Hermes para después irse, Luke me dio una última mirada antes de marcharse, lo que me pareció asqueroso, sin embargo la mirada que me dio miedo fue la que me dio Hermes una vez estuvo en el pórtico de la casa.

En la mañana siguiente me desperté con la noticia de que parte de nuestro ganado había sido robado y que la reja que hemos puesto en nuestros terrenos había sido tumbada. 

CATCHING THE SKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora