Uno

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Era tan infantil de su parte.

Tener esos sentimientos y pensamientos le hacía sentirse aún más culpable de lo que ya se sentía. Era un hombre adulto y era absolutamente egoísta, de su parte sentir celos de la atención que su amada le estaba otorgando a su padrino.

Jon no tenía ninguna duda de que el hasta entonces desaliñado hombre no tenía malas intenciones, de lo contrario sus lobos húngaros lo habrían despedazado. El hombre, bien vestido y con unos rizos negros que podrían igualar a los suyos, le contaba a Hartlyn historias sobre él, su padre y su amigo. Incluso la 'épica historia de amor' entre Lily Jane Evans y James Fleamont Potter. En voz baja, la fogosa pelirroja había preguntado por qué su apellido era Black y no el de su madre ni el de su padre.

Sirius había sonreído suave y tristemente y murmurado mientras le acariciaba la mejilla: "Para mantenerte a salvo, Prongslette".

El Rey del Norte había notado algo raro, curioso por saber por qué el padrino de Hartlyn ocultaría la verdad o mentiría, pero su Reina se limitó a asentir, con una mirada distraída en su rostro blanco, como la nieve, sin pensar dos veces en sus palabras.

No, el ex Vigilante de la Noche no tenía derecho. A pesar de sus celos, Jon estaba, de hecho, complacido de que su Hartlyn estuviera estrechando lazos con otro y de que ella hubiera encontrado... bueno... él había encontrado... su familia. Especialmente alguien que recordaba a sus padres cuando ella no lo hacía.

Sin embargo, en sus momentos infantiles, cuando estaba a punto de tener un berrinche por culpa de cierto Istari de capa gris, que parecía disfrutar de su fastidio e irritación, riéndose como un niño, Jon estaba seguro de que si no supiera lo importante que era el estúpido mago errante para esta búsqueda... muy probablemente lo habría decapitado, igual que las muchas veces que había visto a su propio padre hacerlo con desertores.

Su respeto por Thorin había aumentado ligeramente, ya que, en vez de hacer alguna que otra burla a la Reina de las Montañas del Norte, el alto enano se había limitado a ignorarla.

Podía aceptarlo... por ahora.

Los dos príncipes, Fili y Kili, realmente no podía distinguirlos, habían empezado a seguirlo a todas partes, pidiéndole consejos sobre varias cosas, lo cual era un poco gracioso, al menos para él.

También Dwalin trataba a Jon como si se conocieran desde hacía años, como si hubieran luchado juntos... casi como hermanos. Lo cual era extraño.

Y Balin parecía fascinado por su amada, queriendo aprender de ella, pero, claro, Hartlyn pasaba cada vez más tiempo durante su búsqueda con su padrino.

No pudo evitar suspirar de alivio cuando la 'excitación' se reanudó una mañana en que Bilbo había aparecido en su campamento.

La compañía estaba apiñada en un pequeño recinto esperando al hobbit y cuando llegó corriendo por el sendero, Thorin se puso en marcha como un rayo.

"¿Qué tan cerca está la manada?"

"Demasiado cerca. Un par de leguas, no más. Pero eso no es lo peor".

Bilbo jadeaba y temblaba como una hoja, obviamente preocupado por la manada de lobos húngaros y los jinetes orcos que se acercaban a ellos.

Hartlyn se apartó del lado de Sirius para colocarse junto al hobbit, dedicándole una pequeña sonrisa de consuelo.

Jon levantó la cabeza y preguntó: "¿Han captado los lobos húngaros nuestro olor?".

"Todavía no", Respondió Bilbo dándole un pequeño encogimiento de hombros, "Pero lo harán. Tenemos otro problema".

Los Lobos del NorteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora