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–Buenas noches cielo, descansa–. Escucho decir a papá tras cerrar la puerta de mi habitación.

Estoy agotada y me duele todo el cuerpo, gracias a la fiesta de anoche.

Apenas llegué, me quité toda la ropa empapada y la metí en una bolsa, bolsa que escondí bajo mi cama para que mis padres no la vieran por si se les ocurría una razón de entrar a mi cuarto mientras dormía.
Y la chaqueta de ese tal Dereck, está escondida en el fondo de la ropa de mi clóset, no puedo dejar que mamá o papá la vea, porque no tendré una excusa de porqué en mi habitación hay una chaqueta de un chico si ellos nunca me vieron llegar con una o algo así.

En fin, hoy apenas desperté y vi que mis padres ya se habían ido al trabajo saqué la ropa, la lavé y la metí en la secadora para guardarla antes de que mis padres pudieran descubrir la ropa mojada.

Que ni siquiera saben que tengo, porque mi madre se moriría al verme con un corsé que realza mi busto y una falda corta.

Así que es mejor que no lo sepa.

Cuando venía en el taxi de la fiesta camino hacia la casa venía pensando en ese... tipo que me dió su chaqueta.

Que debo admitir que está buenísimo.

Tiene una complexión física que da a demostrar que hace un buen de ejercicio, no tiene cuerpo de fisicoculturista, pero tiene los bíceps suficientemente trabajados como para parecer que las mangas de su camisa le queden apretados.
Pude ver que su mirada es seria, pero a la vez llena de calidez, y al mismo tiempo nostálgica. Su cabello es gris como una nube tormentosa, y sus ojos azules como el infinito cielo.

Estoy segura de que es primera vez que lo veo, sé que no es de por acá, o al menos de ésta zona, porque sé que recordaría haberlo visto, o haber escuchado su nombre.

Dereck.

Siento como palpitan mis sienes con dolor.

La resaca es fuerte, creo que me emborraché bastante, no recuerdo ni la mitad de la fiesta.

Solo sé que llegué en el taxi con Tamara, entramos y nos encontramos a Emily, salimos y pasamos el rato, de ahí solo recuerdo el juego y haberme caído en la piscina.

Ah, y haberme cruzado con ese tipo que me dió su chaqueta.

Aún ronda por mi cabeza el qué hacía en esa fiesta. ¿Conocerá a Fred? Muy probablemente sea uno de esos niñatos ricos que se limpian el culo con el dinero de sus papis, y por eso estaba allí.

Sí, seguro.

Bostezo y siento como poco a poco voy cayendo en brazos de Morfeo.

••

Escucho mi alarma sonar anunciando que o me levanto, o llegó tarde al instituto y con un regaño seguro de la señorita Johanson. Mi profesora de epistemología, que es la que me dicta la clase que me toca ahora.

Me levanto, me arreglo, desayuno y me voy.

Paso buscando a Tamara y nos vamos juntas como de costumbre.

–Hola bonita, ¿Cómo estás?–. Me dice dándome un beso en la mejilla.

–Pues, siendo la hija perfecta de Flor Sevilla–. Río irónicamente.

En el camino me va contando que ha conocido una chica, a través de su hermano, pues van a clases juntos.

Sí, una chica. Tamara podría considerarse bisexual, aunque no le gustan las etiquetas, ella dice que cada quien es libre de gustarle y comerse lo que le pegue la gana. Y en realidad es cierto, un mundo sin etiquetas y distinciones sería muchísimo mejor, solo estaría basado en el amor que siente una persona hacia el otro y ya.

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⏰ Última actualización: Apr 04 ⏰

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Un desastre llamado Dereck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora