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Había pasado un día entero desde que tuvo que volver a casa.

No se había enterado de mucho ya que su celo no se lo permitía pero siempre que tenía un momento más tranquilo con ayuda de supresores hacía el intento de responder los mensajes de sus amigos y platicar un poco con ellos.

Sus padres no habían dicho mucho cuando preguntó, hasta ese momento solo le pedían que reposara y tomara supresores para aminorar los malestares que el celo le provocaba.

Todos estaban preocupados por él pero él solo estaba preocupado por una sola persona, quien tanto rondaba en sus pensamientos una y otra vez.

Era difícil pensar en todo lo que había pasado mientras lidiaba con la condición de su cuerpo, sin embargo, parecía que ahora pensaba en Hyunjin mucho más que antes y de una manera un tanto distinta.

Aquellos momentos en que los efectos de los supresores disminuían era más claro. El olor, la forma protectora en que lo sostenía, la sonrisa encantadora y el cuidado con el que lo trató.

Cada detalle del momento en que estuvieron juntos le hacía cosquillas e intentaba recordar como se sentía el calor del alfa y lo mucho que le gustaba el olor que emanaba, ni siquiera había querido darle la chaqueta que llevaba el día anterior a su padre para lavarla porque quería aferrarse al aroma impregnado en su ropa.

Pero cuando el celo no le nublaba la mente su preocupación surgía.

¿Y si había metido en problemas al rubio? ¿Por qué se sentía tan ansioso de estar lejos del mayor? ¿Por qué se sentía cada vez más hipnotizado por Hyunjin a pesar de lo mucho que quería negarse a sentir atracción?

— Jeongin, cariño ¿Cómo te sientes? ¿Puedo pasar? – escucha a Jisung tocar su puerta tras hablar.

Sus piernas tiemblan por los calambres que tuvo minutos atrás pero igualmente tiene la fuerza suficiente para levantarse e ir a abrir la puerta.

— Veo que estás mejor pero no tenías que levantarte, cielo, solo tenías que responder. – dice su padre omega extendiendo una taza de té caliente. — Te traje un poco de té, dime si necesitas algo más ¿si? –

Responde con un sonido de afirmación y un suave asentimiento, tomando la taza de té en sus manos.

— ¿Está todo bien, cariño? – pregunta su padre al verlo algo decaído.

Es inevitable para el omega sentirse confundido y preocupado por su hijo, después de todo, no solo la situación en el colegio de Jeongin era bastante delicada, sino que también su mismo celo era algo completamente caótico.

Todos los jóvenes presentan su primer celo entre los diez y los catorce, pero Jeongin siempre se vió muy lejano a su naturaleza como omega.

No era delicado, tímido, débil o sensible, al menos no estereotípicamente. Siempre le sorprendió ver el carácter que su pequeño cachorro desarrollaba, no sabía si era tan testarudo debido a Minho, huraño debido a él o si él mismo había desarrollado una personalidad tan peculiar y rebelde por decisión propia.

Estaban tan acostumbrados a que Jeongin fuera tan diferente a un omega promedio que olvidaba preocuparse por cosas así.

No había celo, no habían alfas rodeándolo a pesar del encanto natural que su hijo poseía, no había que protegerlo de nadie más que de su propio carácter.

Conocía muy pocos omegas como su cachorro, y ninguno tenía problemas con su celo o la conexión con sus omegas.

Quizás era por eso por lo que los doctores no podían darles una explicación. Cada estudio que le hacían decía que era fértil, era inexplicable por qué no podía mantener una conexión con su omega como todas las personas o por qué su celo jamás había llegado hasta ahora.

" no hate "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora