Supongamos que somos pasajeros,
que decidieron mirarse.
en un tren ajeno,
de esos que no pasan siempre,
que corresponden tan solo a un momento.
Supongamos que somos de esos,
que decidieron hablarse,
que decidieron quedarse,
que se olvidaron entre miradas de bajarse.
Supongamos entonces,
que el momento permite otro,
que no esperamos a cruzarnos,
que olvidamos el destino,
que nos quedamos.
Supongamos después,
que termina el trayecto,
que el momento se acaba,
que debemos bajar,
sin querer,
en la siguiente parada.
Supongamos un final,
la estación que no espera,
en la última parada,
la llegada de dos cómplices
que se olvidaron,
queriendo,
de parar antes.
Supongamos que bajamos,
que el tren se para,
y que decidimos,
sin pensar,
salir de la mano.
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Autolítica
PoetryEncontré en el rencor la inspiración para versar a los demonios que no me dejaban de rondar. Ahora están aquí, conmigo, con vosotros, esperando escapar de los barrotes de tinta que os quiero enseñar. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ...