Eran las dos de la mañana y Ian apenas iba llegando a su casa, estaba todo oscuro y no veía nada hasta que las luces de la cocina se prendieron saliendo de la cocina Samantha enojada.
—¡Me puedes explicar por qué llegas a estas horas de la noche! —Habló Samantha gritando—
—Mi amor tranquila, no hay por qué gritar —Respondió Ian intentando acercarse—
—¡Ni te me acerques, donde estabas y por qué no atendías mis llamadas! — Volvió a Gritar Samantha—
—Amor estaba demasiado ocupado en el trabajo, tenía una reunión muy importante y no pude atender tus llamadas lo siento —Respondió Ian mirando a su esposa—
—Y por lo menos no pudiste devolverme la llamada —Respondió Samantha indignada—
—No pude tenía muchisimo trabajo —Habló Ian abrazando a su esposa—
—¿Oye, ese perfume es nuevo? —Preguntó Samantha alejándose un poco—
—Ah si por que lo preguntas —Respondió Ian con nerviosismo—
—Por qué hueles muy bien, me encanta el olor —Dijo Samantha sonriendo—
—Bueno vamos a dormir que se hace tarde —Respondió Ian subiendo las escaleras junto a su esposa—
—Buenas noches Ian, descansa mi amor —Habló Samantha depositando un beso en la frente de Ian para recostarse en la cama—
—Buenas noche Sam —Respondió Ian acostándose a lado de su esposa—
Ian no podía dormir por el insomnio, solamente estaba recordando lo bien que sintió teniendo sexo con su mejor amigo. Las posiciones y los gemidos eran una obra de arte para él, en su cabeza nada más estaba los momentos en el departamento del castaño.
Estaba seguro que ese fue el mejor momento de su vida, simplemente era algo inevitable de explicar cómo llegaron a esos extremos, pero obviamente lo visitaría frecuentemente hasta que los dos no puedan más con el "secreto".
