Thea, no encuentra su función de vida, aparte de vivir un destino, que no le corresponde.
Mira cada noche al cielo buscando unos ojos azules en las estrellas que prometieron verla crecer.
Y su vida se ha acabado convirtiendo en una clara representación de la monotonía.
O lo era, claro.
Cuando un vídeo que debía ser borrado, acaba siendo enviado por error, una propuesta aparece en su vida.
Una banda. Cuatro almas distintas.
Solamente hay una norma: no puede existir nada mas allá de la amistad.
¿Fácil, verdad?
Era una locura, pero al fin de cuentas, a un chico de rizos siempre le han encantado las locuras.