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-¡Kuiko!–llamo Azumi–¡espérame!–pidio, apresurándose en ponerse los zapatos al ver que su hermana ya se iba–

Ellas siempre se iban juntas

-¡tienes que ir con Katsuki!–grito la hermana del medio, saliendo del cuarto donde estaban ambas–¡recuerda que es tu prometido!–burlo, saliendo por la puerta de la casa–

-¡ya deja de molestar!–pidió Azumi, saliendo del cuarto, viendo a Katsuki en el pasillo, sabiendo que había escuchado su conversación–

Y como no si estaban gritando

-¿qué me vez?–pregunto, comenzando a caminar–apúrate o te dejo

-por mí vete–contestó hacia ella, saltando cuando su madre apareció con su maletín para la escuela–esta bien–rodo los ojos, agarrando el maletín de mala gana–

Y sin más comenzó a caminar detrás de Azumi, acelerando el paso para ir a su ritmo

-no quiero que me hables en la escuela–pidió Azumi a Katsuki–

-ni quien quiera

-y no me trates con familiaridad

-fíjate que ni pienso mirarte, ni me interesas

-mínimo tenemos algo en común–contestó Azumi, apretando su maletín para no aventárselo a Katsuki–

El camino fue silencioso después de eso, Katsuki seguía a Azumi al no saber la ruta de la escuela, al estar cerca Azumi volteó a ver a Katsuki

-vete adelantando, me voy a tardar

-¿Por qué?–pregunto–

Azumi señaló la escuela frente a ellos y vio a varios chicos salir corriendo en dirección hacia ellos

Azumi comenzó a correr, sin importarle dejar a Katsuki atrás, Azumi brincó y pido una de las cabezas de los chicos que había

Katsuki se quedó parado viendo como Azumi golpeaba sin descanso a los tipos que se atrevían a tocarla, noqueando a algunos y mandando a volar a otros

Haciendo que Katsuki se moviera para que no les callara en cima

-¡Katsuki!–Katsuki volteo hacia donde se dirigía la voz, viendo a Kuiko en la ventana con otras dos chicas–entra ya, es tarde–grito–

Katsuki señaló a Azumi, diciéndole en silencio que la esperaría

-¡ella estará bien, así es todo los días!

-¿Qué?–Katsuki volteo a ver a Azumi, viendo como terminaba con el último chico de una patada, provocando su sonrisa sin querer–vaya, no eres tan inútil como pensé–dijo, acercándose a ella–

-cállate–dijo enojada, agarrando su muñeca–ya vamos tarde

-es culpa tuya, ¡¿y por qué tanto interés de los chicos por ti?!

-es culpa tuya, ¡¿y por qué tanto interés de los chicos por ti?!

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El Arreglo [KB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora