Capítulo 3

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Despertó con un extraño aroma en su nariz. Con su cabeza pulzando en un dolor demasiado insoportable y sus oídos siendo torturados por el canto de alguna cigarra.

Abrió sus ojos con pesar mientras se adaptaba lentamente a la iluminación, la vista le pesaba, y el dolor de cabeza se volvió aún más fuerte cuando intentó incorporarse sobre el colchón, el mareo lo azotó de una forma tan violenta que tuvo que sostenerse, sus manos extrañamente sucias de tierra y lodo seco enredándose en las sábanas.

Estaba en su cama, su habitación, su casa. Y a juzgar por el insoportable calor que mantenía su cuerpo dolorido empapado en sudor, y la iluminación en la habitación oscura, estaba bastante seguro de que pasaba del medio día.

Su cuerpo dolía horrores, tal y como si hubiese sido golpeado de frente por un camión de carga.

Miró a su alrededor reparando en su ropa y en su propio cuerpo como si se viera por primera vez. Estaba desnudo de cintura para arriba, su piel mojada en sudor. Con un pantalón corto vistiéndolo de cintura para abajo y sus pies descalzos y sucios descansaban extendidos sobre el extremo del colchón.

Había algo extraño.

Algo no estaba bien.

Pero Roy no sabía qué era exactamente. Recordaba haber salido de la clínica la noche anterior. Recordaba que no estaba solo, Devon estuvo con él hasta que sus caminos se separaron.

Pero qué había ocurrido después? Había un innegable vacío en sus recuerdos, un dolor insoportable en su cabeza y en el resto de su cuerpo, y cada que intentaba recordar no podía lidiar con las desagradables ganas de vomitar.

__Agh_ gruñó frotando su frente con sus sucias manos, sus dedos enredándose en el cabello extrañamente pegajoso y tieso.

Qué le había ocurrido? Porqué dolía tanto? Porqué estaba así? Qué era esa suciedad en su piel?

Algo húmedo se impregnó en las yemas de sus dedos mientras frotaba suavemente su cuero cabelludo.

Casi jadeó cuando puso los dedos frente a sus ojos, sus dedos manchados en un líquido carmesí ligeramente pegajoso .

Se sentía sumamente confundido, no porque estuviera herido, no porque no recordara cómo había arribado a su propia casa la noche anterior, no porque no reconociera su propio cuerpo y el dolor que se instalaba en cada uno de sus músculos, si no porque no se sentía preocupado o asustado al respecto.

Había tierra y más de aquel líquido carmesí sobre sus sábanas, y todo su cuerpo resintió el esfuerzo cuando, ayudándose de sus manos Roy se movió hasta el borde de la cama, el calor retenido en su piso de madera calando en las plantas de sus pies en el momento en que los bajó.

Miró a su alrededor, había tierra y lodo seco en el piso, y un extraño rastro que llevaba hacia él baño de su habitación.

Con dificultad y sintiendo cada hueso de su cuerpo doler, Roy se puso de pie. Gruñó ante el inmenso dolor en su espalda, y se sostuvo de la pared para ayudarse a caminar.

El rastro de sangre y lodo le indicaba que, sobre su piso de madera algo se había arrastrado. Sus ojos se quedaron fijos en la puerta abierta de su baño, por donde el rastro se perdía.

Lo que sea que se había arrastrado por allí, seguía ahí, en su baño.

La inquietud comenzó a colarse en su sistema cuando el miedo y los nervios no llegaron. Y Roy le ordenó a sus pies a moverse, pero cuando quiso cruzar la habitación con dirección a su cuarto de baño, el estruendoso sonido del timbre siendo tocado con insistencia resonó hasta en el agujero más oscuro y recóndito de su vivienda.

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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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