Capítulo cinco.

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"Cuando dos mundos se encuentran, se juntan para formar uno solo"

Los amaneceres en el hermoso reino de Tailandia, eran algo digno de presenciar, simplemente magnificos, el sol acendiendo mientras los pajarillos volaban, los gallos cantaban, las mujeres empezaban su dia llendo al mercado del pueblo para obtener todo lo que necesitarian durante el dia, y los hombres comenzando una dura jornada de trabajo.

En el palacio, las criadas se encargaban de sus diferentes tareas, la familia real, apenas comenzaban a despertar. Y en alguna de las tantas habitaciones para invitados, estaba Nunew, apenas abriendo los ojos al sentir los rayos de sol caer en su rostro.

Se sentía extraño no despertar en casa, aun no podía acostumbrarse a ello, pero sin duda, era mejor así, resulta que le parecía más tranquilo, que escuchar a sus padres hablar despectivamente de él. Y desde luego, el príncipe Panich, era una mejor compañia que sus hermanos.

El chico se levantó de la cama y se dirigió al baño para cambiarse la pijama. El estilo de ropa en esta época era tal y lo pintaban en los libros de historia Tailandesa, batas de manga larga similares a un vestido, junto a un cinturón; igualmente de tela, que definía a la perfección la cintura, los colores eran en su mayoría tonos neutros y pasteles. Lo que diferenciaba a la realeza era que su vestimenta estaba hecha de seda, la tela más fina para la época.

Para Nunew resultó más cómodo que usar ropa deportiva, por lo que a la larga, terminaría enamorándose de esta época y toda su belleza.

Finalmente salió del baño y abrió el cajón junto a la mesita de noche para sacar su teléfono, descubrió que lo había traído consigo esa noche, y que al parecer aun tenía algo de batería, pero claramente no había señal, pues en 1856, el sistema de comunicación más avanzado serían las cartas escritas a mano.

Ya que el príncipe ZeePruk había prometido ir por él menor cuando la mañana comenzara, Nunew decidio sentarse junto al piano, dejó su teléfono a un lado, y comenzó a tocar unas cuantas teclas, no era un experto en los instrumentos, ni siquiera en el arte, pero era una de las tantas cosas que su padre le había obligado a aprender.

Los toques en la puerta lo hicieron detenerse, y una voz conocida se escuchó al otro lado. _ ¿Nunew?, soy Zee, ¿puedo pasar?.

-Oh, claro. _ Respondió lo suficientemente fuerte para que el mayor pudiera escuchar.

La puerta se abrió dejando ver al joven príncipe con una sonrisa. Cerró la puerta y camino hasta él. _ ¿Puedo?. _ Dijo refiriéndose al espacio vacío junto al menor.

-Si.

-¿Cómo estas?. _ Pregunto el pelinegro.

-Bien. Para ser sincero, me gusta este lugar. _ Admitió Nunew.

-Me alegro. ¿Qué estabas tocando?.

-Mmm, nada en especial, no soy bueno en esto.

-¿Te gustaría escuchar algo?.

Nunew asintió, observó atento cada movimiento del mayor, y el como sus largos y finos dedos, se acercaron al piano y presionaron algunas teclas creando una hermosa melodía.

El fantasma de la ópera, una pieza de arte majestuosa en la música clásica, Nunew conocía bien la melodía pues, fue nombrada así pues según la historia, nadie sabía a quien pertenecía dicha obra, un día se encontraron las partituras en un viejo lienzo, y al día siguiente todos se encontraban tocando la pieza, sin tener idea de quien la creó, y que sea el príncipe Panich quien la toca, le hizo suponer que él si sabia.

-¿Sabes quién compuso esa melodía?. _ Mencionó con curiosidad.

El príncipe sonrió avergonzado y asintió. _ Fui yo.

𝙀𝙩𝙚𝙧𝙣𝙞𝙩𝙮 : 𝙊𝙪𝙧 𝙇𝙤𝙫𝙚 ✰ zᥱᥱᥒᥙᥒᥱᥕ │✘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora