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Enchanted (taylor's versión)

Espero que está sea nuestra primera página, no donde nuestra historia llega a su final

En mi cabeza hay ecos con tu nombre, que no se detendrán hasta que te vuelva a ver

Esta soy yo intentando decir todas esas palabras que nunca pude decir, porque te fuiste demasiado rápido

Estuve encantada de averte conocido

Porfavor no te enamores de alguien más, porfavor no tengas a alguien esperando por ti

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Matías Recalt se encontraba parado frente a la entrada principal de la Universidad de Buenos Aires, con la respiración un poco agitada y el corazón latiéndole con fuerza. Era su primer día como estudiante universitario, y aunque había soñado con este momento durante mucho tiempo, no podía evitar sentirse nervioso. El bullicio de los estudiantes que pasaban a su alrededor, algunos con la confianza que otorga la rutina, otros igual de perdidos que él, le recordaba cuán vasto y desconocido era este nuevo mundo en el que estaba a punto de adentrarse.

Con un mapa doblado entre las manos sudorosas y una mochila que le pesaba más de lo que recordaba, Matías intentó ubicarse. Había repasado el recorrido mil veces en su mente, pero en ese momento, todo parecía confuso. El edificio de la Facultad de Ciencias Sociales era inmenso, y los corredores se extendían como un laberinto interminable. Tomó aire profundamente y decidió que lo mejor sería preguntar a alguien, aunque la idea le incomodaba. Alzó la vista buscando a algún estudiante que no pareciera tan apurado como los demás, pero antes de que pudiera acercarse a nadie, un joven alto y de aspecto confiado se detuvo frente a él.

—¿Necesitás ayuda? —preguntó el desconocido con una sonrisa cálida, que contrastaba con su apariencia relajada y segura.

Matías lo miró por un segundo, sintiendo una extraña mezcla de alivio y algo más, algo que no supo identificar en ese instante. El joven tenía el cabello oscuro y desordenado, como si no le importara mucho su aspecto, y vestía una camiseta negra con unos jeans gastados que le daban un aire despreocupado. Pero lo que más llamó la atención de Matías fueron sus ojos, de un color cafe intenso, casi hipnótico.

—Eh… sí, sí. Estoy buscando el aula 210 para la clase de Historia del Arte —respondió Matías, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura.

—Ah, justo pasé por ahí hace un rato —dijo el joven, dándose media vuelta con un gesto que invitaba a Matías a seguirlo—. Vení, te llevo.

Matías lo siguió, agradecido y un poco intimidado al mismo tiempo. El chico caminaba con la seguridad de quien ya había recorrido esos pasillos cientos de veces, sin dudar ni un momento al tomar cada giro. Mientras avanzaban, Matías trató de no pensar demasiado en lo impresionado que estaba por la presencia del otro. No solo por la ayuda, sino por la manera en que parecía dominar el entorno, como si la universidad fuese una extensión de su propio ser.

—Soy Enzo, por cierto —dijo el joven de repente, volteando la cabeza hacia Matías sin dejar de caminar.

—Matías —respondió él, esbozando una sonrisa tímida.

—Primer año, ¿no? —preguntó Enzo, aunque parecía más una afirmación que una pregunta.

—Sí, acabo de empezar —dijo Matías, sintiendo cómo se le subían los colores a la cara.

cómo una canción de Taylor swift [ Enzo x Matías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora