No me digas que estás llena de arrugas,que estás llena de sueño,que se te han caído los dientes,que ya no puedes con tus pobres remos hinchados,deforma por [el veneno del reuma.
No importa,madre,no importa. Tú eres siempre joven,eres una niña,tienes once años.
Oh,sí, tú eres para mí eso: una candorosa niña.[...]
¡ las maravillas del bosque! Ah,son innumerables; nunca [te las podría enseñar todas,tendríamos para toda una vida...]
... Para toda una vida. He mirado, de pronto, y he visto tu bello [rostro lleno de arrugas, el torpor de tus queridas manos deformadas,y tus cansados ojos llenos de lágrimas que tiemblan. Madre mía, no llores: viveme siempre en sueño.[de mi egoísta de hombre,de mis palabras duras. Duermes ligeramente en ese bosque prodigioso de tu inocencia, en ese bosque que crearon al par tu inocencia y mi llanto.
Oye,oye allí siempre cómo te silba las tonadas nuevas tu hijo,tu[hermanito,para arrullarte el sueño. No tengas miedo,madre. Mira, un día ese tu sueño cándido se te [hará de repente más profundo y más nítido. Siempre en el bosque de la primer mañana,siempre en el bosque [nuestro.
Pero ahora ya serán las ardillas,lindas,veloces llamas,llamitas [de verdad;
Y las telas de araña, celestes pedrerías;
Y la huida de corzas,la fuga secular de las estrellas a la busca de [dios.
Y yo te seguiré arrullando el sueño oscuro,te seguiré cantando.
Tú oirás la oculta música, la música que rige el universo.
Y allá en tu sueño, madre,tú creerás es lo que mueve el mundo. Madre,no temas. Dulcemente arrullada,dormiras en el bosque el mas profundo sueño.
Esperame en tu sueño. Espera allí a tu hijo,madre mía.