Capitulo 2:Entrando al Gallinero

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Isclo se había marchado y dejado a los dos jóvenes en aquella mesa mirando la bolsa con los diez turds de oro. Era una cantidad que muy pocas veces habían visto reunida, salvo en las ocasiones en las que tenían que visitar a Veridiano "El gallo gordo" Asclepión, uno de los altos señores del hampa de los barrios mineros de la ciudad .Macabeo abrió la bolsa para contar las monedas, a cada moneda que pasaba por sus manos este le daba un mordisco para ver si eran de oro o si eran simples aleaciones. Cuando notó que cada moneda se doblaba un poco con sus dientes respiro mas tranquilo y busco en el fondo dela bolsa, allí había un trozo de papel que ponía "Estación Bodelia, cogeré el tranvía de las dieciséis quince de la tarde, nos vemos allí. Recordad traer el visado correspondiente para subirá la zona alta". Este texto se lo leyó a Micaela, quien observó que la muñeca de este tenía trazas de piel amarillenta provocada por la "Piel Dorada".

— Macabeo, te he dicho que te tienes que tomar las píldoras que nos da el doctor.

Al notar que ella había visto el color que tenía sus muñecas corrió a volver a taparlas bien.

— No es nada, es solo que últimamente no he tenido tiempo para tomarlas, esos tontos de abajo no me habrían dejado jugar con ellos si las hubieran visto y llevamos días sin conseguir ningún trabajo. — Antes de acabar de decir la última frase empezó a toser, expulsando sangre que tenía trazas del amarillo venenoso de la jengicita y casi cae al suelo si no llega a ser porque se pudo agarrar a la mesa.

— No puedes estar más tiempo así, te voy a llevar al medico.

— No me trates como a un niño, solo tenemos dos días para hacernos con una montaña de bolsas como esa y sabes a quien debemos ir.

Al recomponerse, se coloco la chaqueta y se limpió los restos desangre. — Venga tenemos a una gallina que desplumar si queremos unos visados. — Dijo Macabeo mientras metía el dinero en la bolsa junto a la nota.

Micaela solo pudo suspirar ante la negativa de su amigo a tratarse, habían visto a muchos de sus amigos morir por las condiciones insalubres provocadas por la extracción de la jengicita, por lo que no le gustaba la idea de ver como su mejor amigo moría también. Ella cogió algunos de los turds de plata que habían ganado aquella noche y se los dio a toda camarera que veía en señal de que no quería que nadie supiera que ellos habían estado allí, un código que todos los "movedores" sabían que debían hacer para asegurarse el trabajo y que no viniera otro grupo y se los quitase.

Cuando bajaron de la zona vip, Euripides y los dos hombres que estaban en la puerta para evitar que entraran maleantes estaban todavía moviendo al grupo que Micaela dejo inconsciente. Ellos evitaron ir por la puerta principal, pues otros de su gremio podían sospechar algo ya que era muy temprano y el espectáculo de coristas solo estaba en el segundo acto. Fueron directos a la zona que estaba cerca de la barra y salieron por una puerta que tenía un letrero de "Solo personal autorizado", erala entrada a la bodega donde se guardaban los licores. Los dos jóvenes respetaban demasiado a Euripides como para robarle nada, así que se enfocaron en la puerta que estaba al fondo y que conducía al callejón de detrás del local.

Una vez fuera, la niebla provocada por el humo de las industrias de jengicita llegaba hasta aquel callejón. Aunque no se veía casi nada, los dos jóvenes se habían criado en aquel barrio y sabían por donde ir sin toparse de bruces con una pared. Al salir del callejón, el ruido que había en la calle principal era abrumador para cualquiera que no se hubiese criado allí, los mineros borrachos que gastaban su poco tiempo de ocio en lugares de moral cuestionable y los innumerables pillos que intentaban conseguir algún turd engañando a estos. Pero lo que sobre todo aumentaba el nivel sonoro eran los vehículos de jingecita.

Estas bestias mecánicas eran capaces de moverse a una velocidad mayor a la de un carruaje de cuatro caballos bien entrenados por un mantenimiento mucho menor que el de los animales. Su motor que consistía en una serie de mecanismos que pulverizaban la jingecita para sacar el vapor de su interior, el "aurom", y lograban que hacía la fuerza necesaria para tirar delas ruedas metálicas de los mismos. Al ser una fuente de energía potente y barata de realizar los vehículos pasaron de ser de débil madera a ser mas metálicos y pesados, lo que, junto al ruido del motor de jingecita, provocaba un sonido muy característico de tuercas y remaches tintineando.

Añadido a estos, las luces y carteles eran lo que permitía los transeúntes moverse por las calles ya que la usaban el gas liberado de la jingecita incandescente para iluminarse. Aunque no era el método más seguro, si que era el mas eficiente para iluminar las calles.

Macabeo fue corriendo a un vehículo que estaba aparcado en la acera junto a otra tanda de color verde. Estos vehículos eran conocidos como los "ambulantes", pues eran los que llevaban a todos los habitantes del barrio de una calle a otra por un módico precio.

— Hola Patro, como te va, Micaela y yo necesitamos que nos lleves al Gallinero — dijo con una sonrisa pícara a una de las mujeres que estaba apoyada encima de un ambulante que tenía pintada una calcomanía de una mujer murrociana vestida en mono de trabajo haciendo un saludo militar,

— Si veo los turds antes del trayecto lo hago, no me fio después de la ultima vez zorrete. — Le respondió mientras se giraba para verlo mejor, además de vestir con el uniforme azul de los conductores de ambulantes, esta mujer de rasgos catayunis y de larga melena negra oscura estaba mordiendo un palillo que escupió para hablar con Macabeo.

— Aquí tienes los turds Patrocinio, en esta ocasión no estamos huyendo de nadie.

— De ti me fio liebrecita, pero que a este no le quito los ojos de encima que miente mas que habla. — Dijo mientras señalaba donde estaba Macabeo, pero este no estaba.

— ¿Nos llevas o que? — le pregunto este ya sentado en el vehículo.

— No se lo tengas en cuenta vamos que no tenemos mucho tiempo — dijo Micaela mientras le daba el resto de turds de plata que tenía a Patrocinio.

— No se en que líos estáis metidos pero espero que para la próxima contéis con otro ambulante.

— Que si Patro, pon esta bestia en marcha.

En cuanto accionó las palancas el interior del ambulante empezó a retumbar como si un terremoto estuviera teniendo lugar allí dentro. A los pocos segundos ya la máquina se estabilizo y pusieron rumbo al destino.

Al llegar allí los dos jóvenes se despidieron de Patrocinio que se alejo de allí tan rápido como ellos se bajaron. El lugar era uno de los edificios mas altos de la zona, y no engañaba el apelativo que le había puesto Macabeo, pues desde la puerta se podían escuchar los gritos de las personas que había en el interior como si de un gallinero se tratase. EL edificio estaba suntuosamente decorado con luces de jingecita que anunciaban distintos espectáculos que se daban en las distintas plantas del mismo, desde salas de juego hasta conciertos. Pero todos sabían que los verdaderos negocios se hacían en los sótanos del edificio donde las fuerzas del orden jamás pasaban.

Al pasar por el portón principal, fueron rápidamente sorprendidos por un hombre trajeado acompañado de otros dos hombres musculosos.

— Dama y caballero, el señor Veridiano les ha estado esperando, lleva mas de un mes que no les veía y le gustaría hablar con ust... — Antes de acabar la frase uno de los hombres musculoso le susurro algo al oído y entonces miro fijamente a Micaela. — Lo siento señorita usted va a tener que acompañar a mis dos ilustres camaradas, yo guiare al joven con el señor Veridiano. —

— ¿Pa que me quieren estos dos bestiajos?

— Le debes al señor una pelea, y una pelea es la que tendrá.

— No me vais a durar na de na.

— No va a ser contra nosotros, si no contra "La montaña"—. Le contesto uno de los musculosos mientras se la llevaban por unas escaleras al sótano, al escuchar ese nombre Micaela no pudo evitar que un escalofrío recorriera su cuerpo. Mientras a ella se la llevaban los dos musculados, el hombre trajeado se llevaba a Macabeo a una de las puertas del vestíbulo que daba al despacho de Verdiano.

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⏰ Última actualización: Apr 05 ⏰

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