⌗𝟏𝟏. (2/2)

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Odette:






—Bien...decisión final —dijo, adoptando postura de duelo—. ¿Estás lista?

—Nací lista —sonreí.

Comienza la revancha.

Miré a nuestro alrededor, habían muchas personas mirando. Quizás algunos se habían enterado de que pelearíamos ese día, y habían dispuesto asistir sólo para observar, comentar y criticar.

Y por alguna razón, estaba tranquila.

Tomé el primer movimiento, y lo que se me vino a la mente fue derribar a Hunter para debilitarlo. Él tenía una ventaja, tenía su bastón de magia artificial, yo por el contrario, mi única suerte era que tenía buenos reflejos y podía tener combates cuerpo a cuerpo sin la necesidad de la magia.

Pensé en hacer lo mismo que la vez anterior. Me deslicé en el suelo con rapidez y una vez que estuve prácticamente debajo de él, lancé una patada hacia arriba para desarmarlo. Pero esta vez, Hunter había logrado esquivarme.

Maldición.

Se teletransportó rápidamente y aprovechó el hecho de que seguía desequilibrada para atacarme. Sentí como el hechizo lanzado quemaba mi espalda, que de por sí que ya tenía bastantes heridas en la misma.

Me incorporé y me mantuve atenta, ese no era el mismo Hunter con el que había peleado hacía unos días. Era mi culpa, yo misma le pedí que no se contuviera.

El siguiente movimiento lo tomó él, pero para mi gran sorpresa, no utilizó la magia, sino que usó el bastón como una herramienta a su favor.

Sé a dónde vas...

Se abalanzó sobre mí impulsándose con su herramienta llevando consigo la intención de golpearme, afortunadamente, leí sus movimientos a tiempo, me hice a un lado antes de que cayera sobre mí y Hunter cayó al suelo de cara. Tomé eso como una oportunidad y le arrebaté su preciado bastón. Admito que también me reí al verlo caer.

Cuando Hunter volvió a mirarme, noté una fisura en su máscara, y él la arrancó con brusquedad y la lanzó lejos.

Ahora tenía la herramienta en mi poder y sí que iba a utilizarla. No había usado uno de esos en mi vida, pero debía ser igual que con los taliamigos, ¿no?

Lo que parecía ser la punta del bastón se encendió en rojo, y lo admito, me dió miedo. Sin embargo, aproveché mi inexperiencia para hacer un desastre.

Una explosión de energía salió disparada justo hacia la posición de Hunter junto con una risa maniática de mi parte. Él, para su gran suerte, pudo moverse a tiempo y ésta chocó con la pared de madera reforzada que nos separaba de los demás, dejando una abolladura y una especie de quemadura.

—¡Tiene potencia! —me reí, asombrada de mi propia acción.

—¡Reduciré tu uso de magia como ésta! —gritó Hunter—. ¡Tú sola podrías acabar con las Islas Hirvientes!

¿Eso era un halago?, pues, lo fuese o no me hizo gracia.

Continué atacándolo con su propia magia, y entre más la usaba más me acostumbraba. Algunos de los hechizos lograron golpearlo y otros no, y eso me frustraba, quería acabar con eso de una vez.

Una vez que me sentí 100% bien con el, lo utilicé más a mi favor. Dejé de lado los ataques a distancia y me concentré en golpearle de cerca. Su cara de frustración, confusión y enojo provocaba en mí, sin duda alguna, una satisfacción inmensa. Parecía que nadie había puesto al prodigio del Guardia Dorado en aquellas circunstancias, y me sentía orgullosa de ser la primera.

Yin-Yang | The Owl House Donde viven las historias. Descúbrelo ahora