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En cuanto se adentró a las zonas limítrofes del clan lo supo, todos esperaban su regreso, porque los lobos que estaban en guardia comenzaron a correr tras él al solo sentir una pisca de su aroma a tierra mojada.

Entusiasmado.

No podía describirse de otra manera al sentirse rodeado de los aromas conocidos, todos ellos denotando felicidad y emoción ante su regreso. Estaba en casa.

Y antes de darse cuenta estaba siendo derribado por varios lobos que se le arrimaron hasta que rodaron unos cuantos metros segundos antes de transmutar a sus formas humanas. Con sus cuerpos apenas cubiertos por unas ligeras camisas largas y sumamente delgadas, casi transparentes.

— ¡Has vuelto! — su fiel compañero gritó, al borde de las lágrimas y alzándolo de por debajo de sus axilas para girarlo con gran entusiasmo.

Mikey sin duda sintió calidez al ver a todos sus compañeros y amigos gritar eufóricos al verlo. Y el mismo casi se sintió llorar al imaginarse a si mismo en compañía de su omega, ambos escuchando a todos recibirlos de esta manera, con el rostro de su bonito omega tintado en tonos rosas y su carita llena de estupefacción mientras sus ojos brillan ante el recibimiento.

Sus emociones lo rebasaron y no pudo evitar soltar un par de lágrimas traicioneras, riendo al sentir los brazos de su hermana menor envolverlo en un apachurrado abrazo lleno de anhelo. Él no pudo hacer más que corresponder al abrazo y dejarse mimar por sus familiares que se unieron a ellos.

Casa. Había vuelto a su hogar.

Aunque el hueco en su pecho y su lobo le hacían saber que no podría sentirse de nuevo en su lugar seguro hasta no poder volver a enterrar su rostro en el cuello de su omega y llenarse de su aroma.


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El omega jadeó mientras arremetía nuevamente contra el imponente alfa que buscaba de una vez por todas contenerlo sin tener que llegar a usar su voz de mando. Con todo el dolor soportado en su pobre cuerpo lobezno se irguió ante el contrario y ladró, buscando dejarle en claro que no le tenía miedo ni respeto.

El cuerpo del alfa no se movió ni un poco, simplemente tomó posición y provocó al omega que le orgullecía. No cualquier omega se atrevería a enfrentarse de esa manera a un lobo alfa, sin embargo, si no quería lastimarlo más allá de las magulladuras que el cuerpo contrario tenía debía terminar con esto ya.

— ¡Ya basta, vas a matarlo! — Kakucho gritó, siendo retenido por un par de omegas que simplemente reían al ver todo el escándalo que hacía sin realmente ser tomado en cuenta.

— Lo mejor que puede hacer es darse por vencido de una buena vez y venir con nosotros — uno de los omegas suspira, pasando su mano izquierda entre sus cabellos rubios.

— Es divertido y estúpido — el otro le contesta con una sonrisa.

Vuelven su atención a los lobos frente a ellos y pueden observar al lobo café mutar de vuelta, totalmente exhausto y jadeando mientras intenta arrastrarse lejos del lobo de color gris.

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⏰ Última actualización: Apr 05 ⏰

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𝑬́𝒍 𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂 𝒅𝒆 𝑴𝒂𝒏𝒋𝒊𝒓𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora