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Hanni.

Hanni sintió que el suelo se abría bajo sus pies.

Su pecho se contrajo con una presión sofocante, como si alguien le estuviera estrujando el corazón con brutalidad. Su garganta se cerró y sus labios temblaron mientras sus ojos se abrían con incredulidad.

No... no podía ser real.

Pero lo era.

Minji tenía las manos en la cintura de Hyunjin, mientras la otra chica le correspondía el beso sin dudarlo.

Hanni sintió náuseas.

El aire se volvió espeso, imposible de respirar.

Cada pensamiento en su mente se fragmentó en mil pedazos.

"¿Cómo?" "¿Por qué?" "¿No íbamos a hablar?" "¿No dijo que quería arreglarlo?"

El nudo en su garganta se hizo más grande, tan doloroso que casi no podía tragar. Le dolía. Maldita sea, le dolía tanto.

Sus ojos comenzaron a arder con lágrimas, pero se negó a dejarlas caer.

No aquí.

No por ella.

No otra vez.

Dio un paso atrás, su cuerpo moviéndose por instinto, alejándose de la escena que le estaba destrozando el alma.

No quería mirarla. No quería ver su rostro después de lo que acababa de hacer.

Pero lo hice.

Y en cuanto nuestras miradas se cruzaron, vi el pánico en sus ojos.

¿Ahora se daba cuenta? ¿Ahora?

Mis ojos viajaron hasta Hyunjin. Hasta la chica que aún estaba ahí, con los labios hinchados y el rastro de su traición pintado en ellos.

Dolía.

Dolía de una manera que nunca antes había sentido.

Algo dentro de mí se quebró por completo.

Di media vuelta y caminé. Tenía que salir de ahí. Pero antes de que pudiera bajar las escaleras, sentí una mano tomar la mía con fuerza.

—Hanni... —Minji. Su voz. Maldita sea su voz.

El ardor en mi pecho explotó. Me giré y sin pensarlo, la abofeteé.

El sonido resonó en el pasillo, brutal y seco.

Minji apenas se movió, pero la piel de mi palma quemaba.

El silencio se hizo denso.

Ella me miró con los labios entreabiertos, con sorpresa, con culpa. Con miedo.

—Jódete.

Mi voz salió rota, temblorosa.

—Ella me besó.

Una risa seca, amarga y dolorosa escapó de mis labios.

—Sostenías su cintura. Parecía que también lo disfrutabas.

Minji negó con la cabeza frenéticamente.

—Intentaba alejarla.

—¡Claro! —Me crucé de brazos—. ¿Así alejas a la gente? ¿Sujetándolas más fuerte? ¿Besándolas más lento?

Minji apretó los labios.

—Hanni, por favor...

No.

No iba a escuchar sus excusas. No esta vez.

—Lo prometiste— solté, mi voz cargada de rabia contenida—. Dijiste que no me harías daño. Dijiste que era diferente a las demás. Dijiste que era especial. Que jamás me lastimarías.

Hurt - bbangsaz    EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora