Capítulo 1

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Aquí empieza todo.


  Sam, después de hacerse las mismas preguntas día a día y anotarlas en su cuaderno se convence de que, algún día, tendrán su respuesta.

  Se incorpora y se dirige al armario para decidir cómo se vestirá hoy. No sé qué tan cierto será pero, ¿no les pasa qué al final un 90% de las veces optan por la misma opción? ¿O que, a pesar de tener el armario a rebosar, hay como tres prendas en concreto que utilizas y...el resto están...supongo que porque tienen que estar? En fin...igual son cosas suyas.

  Tras decantarse por un atuendo sencillo compuesto por: un body negro, unos vaqueros cortos azul clarito y unas deprotivas blancas, se coloca frente al espejo y, satisfecha con su elección sonríe. Agarra su teléfono y se percata que no le queda mucho tiempo.

  Apresurada se dirige al aseo para lavarse el rostro y maquillar sus largas pestañas, resulta que si no se las maquilla le molestan, puede sonar extraño...pero como dicen cada persona es un mundo. Termina en el aseo y con paso ligero va a la cocina a prepararse el desayuno, allí se encuentra con su madre.

***

— ¡Buenos días! — Ella tan enérgica como siempre — Veo que te has vuelto a quedar dormida.

— Buenos días. — Alcanzo a decir casi susurrando — Eso parece.

—Date prisa que vas a llegar tarde.

  Cómo no, frasecita de madre.

— Estoy lista, solo tengo que desayunar, no voy tan mal. — le digo con voz tranquila.

— ¡Hoy será un gran día! — dice entusiasmada.

  Para mí que es bipolar, enserio. Es decir, fijaos, hemos cruzado 5 frases y ha estado como entusiasmada, preocupada y entusiasmada de nuevo. En menos de 10 minutos, creo que es un récord. Además por qué piensa que será un gran día, para mí que será como todos los demás...ojalá esté equivocada.

  Aún no sé de dónde saca la energía todas las mañanas, yo creo que no soy hija suya, de verdad. Con suerte me levanto y, con cara de zombie, me arrastro a todos lados. Me gustaría saber qué le pone al café para estar de tan buen humor.

— ¿Estás bien, hija? — Pregunta mientras se acerca hacia mí extrañada.

— Sí, solo pensaba en mis cosas. — Le digo alzando levemente los hombros.

  A menudo me distraigo y me quedo como en trance, pensando en cualquier cosa....como ahora, que acabo de recordar que iba justa de tirmpo.

  Agarro la taza y me bebo el café de un sorbo, casi sin respirar. Dejo la taza sobre la mesa, tomo mi bolso y una chaqueta del perchero y, cuando ya estaba a punto de salir por la puerta escucho un grito que decía mi nombre.

— ¡SAMANTHA! — Grita mi madre desde la cocina

— ¿Qué pasa? — pregunto extrañada.

— ¡Guarda tu taza en el lavavajillas!

  Aghh venga ya, ¿enserio? ¡Sabe que tengo prisa! Calma, Sam, calma...

— Mamá, luego la guardo, llevo mucha prisa. — Le pongo cara de puchero, más que nada para que me deje en paz.

— Claro, si te levantaras antes eso no te pasaría.

  Qué bien, otra frasecita de madre...pues sí, parece que sí que va a ser un gran día, al menos para las frases de madre.

  Me mira fijamente durante un momento para finalmente acabar con esta gran frase.

— ¡Ahí te va a esperar! — Se gira para continuar lo que estaba haciendo. — Que tengas un buen día — Me dice ya más calmada.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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