19-Volví

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Gritos

Ayuda

Suéltame

Es todo lo que escucho, lucho por despertar de la horrible pesadilla. Quiero dejar de escuchar esos gritos.

Doy vueltas en la cama hasta que me despierto.

Por fin, solo era una pesadilla.

Eso creía hasta que lo escucho.

Objetos caer, pasos, un llanto.

Es mamá.

Oh no no no.

Mi mamá no

Bajo corriendo las escaleras entonces lo escucho.

—Le advertí a tu hija que iba a volver.—esa voz, la voz que pensé que solo escuchaba en mis pesadillas. La voz que nos atormentó por años estaba de vuelta. Él estaba de vuelta

Me escondo entre la barandilla de las escaleras y escucho a mí madre

—Dejanos en paz por favor, vete y vive tu vida sin nosotras. ¿No era eso lo que querías?

Wiliam suelta una carcajada seca y sin un poco de gracia.

—Claro que quiero estar sin ustedes pero adivina qué. Por haberme echado tuve que pagar un apartamento para vivir y ahora también me echaron de mi trabajo por alcohólico y no tengo como pagar el arriendo pero sabes que—dice con desdén—Yo tengo una casa, una casa amplia y cómoda en la que puedo vivir tranquilamente solo necesito sacarlas a ustedes

Se acerca a mamá en una posición amenazante

—Alejate—espeta ella

Yo corro escaleras arriba y llego a la habitación de Layla. Cojo los audífonos que están en su comoda, los enciendo y se los colocó. No quiero que escuche nada

Vuelvo a bajar corriendo y llego a la sala.

Papá tiene a mamá por el cuello y la está presionando contra la pared.

Mamá derrama lágrimas a más no poder y yo no puedo con la rabia.

Me acerco en silencio por detrás de papá, cojo lo primero que encuentro que resulta ser el jarrón favorito de mamá. Ya me lo perdonará.

Y lo estrelló en su cabeza.

Wiliam cae al suelo con un ruido seco.

Mamá me mira fijamente por unos segundos y después habla.

—Haz las maletas. Para ti y para Layla. Recojan sus cosas mientras yo llamo a la policía. Nos tenemos que ir, no es seguro estar aquí.

Yo asiento y corro hasta mi habitación.

Tomo la primera maleta que encuentro y tiro ropa al azar. Todo lo que pueda y después con fuertes empujones la cierro.

Corro a la habitación de Layla y hago lo mismo. Me aseguro de meter unos cuantos de sus peluches.

Cuando llego a la habitación de mamá ella esta haciendo lo mismo

—Llame a la policía, llegarán en unos minutos. Y él también va a despertar pronto—dice refiriéndose a papá—baja con las maletas y déjalas afuera, yo voy a bajar la mía y a Layla.

Hago lo que me pide y saco mi maleta y la de Layla y las dejo en la entrada de la casa. Cuando vuelvo a entrar veo que papá no está en la sala.

Dios, no es posible.

Corro hasta la habitación de mamá y la encuentro saliendo.

—Despertó—es todo lo que digo.

—Baja a tu hermana y esperen afuera, la policía debe estar por llegar

Por Tomar Mi ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora