CAPITULO 1. NUEVO DÍA.

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Hoy es un día nevado. Hace dos años luchamos contra Pitch y afirmé que los cuentos de hadas sí existen. Desde entonces mis amigos y yo podemos ver a todos los guardianes y nunca dejaremos de creer en quienes ahora son mis grandes amigos.

Buscaba con desesperación mi gorro y mis guantes para poder salir con mis amigos a jugar en la nieve, como siempre a las mamás no les gusta que sus hijos salgan muy abrigados en el hielo.

-¡Darma¡ Ayúdame a encontrar mis guantes y yo busco el gorro. Si lo haces te prometo que te daré parte de mi comida durante un mes.

Darma me ayudaba a encontrar mis guantes de un lado del cuarto y yo del otro.

-¡Jaimy!- gritó mi mamá.

-¿Si mamá?

-Ya es tarde para salir. Si no te apuras no saldrás.

- Ay lo sé mamá- cada vez que me decía eso me desesperaba más y más. De pronto Darma se lanzó sobre mí con mis guantes y el gorro en su hocico.

-¡Gracias Darma! ¡Salvaste mi día!.-grité alegre, de inmediato me puse los guantes y en el camino el gorro. Bajé las escaleras lo más rápido que pude y corrí hasta la sala donde mi mamá limpiaba los cuadros.

-Vaya, veo que ya los encontraste Jaimy

- Si mamá, Darma me ayudó.- tenía mucha prisa en salir y ver a mi gran amigo Jack, así que rápidamente me puse mi chamarra y salí corriendo.- ¡Adiós mamá!

- ¡Si! ¡Conejo!.- gritó Sophy con la nariz roja mientras salía de la casa, hasta que mamá la detuvo.

-Espera Sophy, hoy te quedarás en casa. Estas muy enferma.

- Ah- muy triste, Sophy se metió a la casa.

Corrí lo más rápido que pude hacia el bosque antiguo. Durante el camino hacia el bosque, el sol fue cubierto por nubes negras. A lo lejos se escuchan truenos, parece que se acerca una gran tormenta pero es raro que llueva en tiempo de invierno. Es claro que el clima no ha estado muy normal todo el año, así que lo dejé pasar. Después de unos minutos pude ver a mis amigos saludándome  en frente de la entrada del bosque.

-¡Jaimy!- gritaron todos al mismo tiempo.

-Tardaste mucho Jaimy.

-Perdona Pippa, al menos llegué o ¿no?.

-Vamos, dejen de coquetear y apúrense.- dijo Claude.

Ambos nos chibeamos y en cuestión de segundos nuestras caras estaban completamente rojas como tomates. Muy apenados alcanzamos a nuestros amigos quienes ya se encontraban dentro del bosque.

-Creo que mejor nos regresamos... ¿No creen?.- dijo con gran nerviosismo Monty.- Está muy obscuro y tétrico. 

-Ay Monty. Ya estamos aquí. El clima está un poco loco el día de hoy pero no pasará nada.

-Eso espero Caleb.- de un saltó me coloqué delante de ellos y después comencé a caminar hacia atrás, viéndolos frente a frente.- Pero no se preocupen, veremos a nuestros amigos y jugaremos con Jack Frost!.

-¡Si! y después podremos...-Pippa dejo de hablar cuando de pronto se escuchó un aullido en el fondo del bosque. Todos al escucharlo nos detuvimos instantáneamente y guardamos silencio por unos segundos.

-E...Escucharon eso?-dijo Pippa con nerviosismo .

-Si...Seguramente fue algún animal o el sonido del viento.- Respondí para poder tranquilizarlos un poco, pero no a mi. Un segundo después mi cuerpo se congeló al escuchar otro aullido.-¡Seguramente es un animal herido! ¡Debe de haber cazadores cerca!.

-No lo sé Jaimy... ¿Y si nos descubren? No se te olvide que son cazadores y traen armas.

-Pues yo no me quedaré aquí. Iré con o sin ustedes a ayudarlo.

Hubo un momento de silencio mirándonos entre nosotros, hasta que otro aullido más fuerte se escuchó. Al momento de percibirlo, sentí enojo por lo que le pudieron haber hecho a ese indefenso animal. Miré a mis amigos y esperé una respuesta.

-Iremos todos.- respondió Pippa.- Inmediatamente todos acertaron. Sentí un gran alivio al saber que no iría solo y gracias al cielo que no fue así. De pronto otro aullido se escuchó pero esta vez un chillido lo acompañó.

-¡Vamos!

Corrimos hasta el fondo del bosque localizando el lugar de donde provenía ese sonido, después de unos minutos nos dimos cuenta que habíamos pasado el límite que nos tenía permitido el comisario pero no nos importó. 

Nos detuvimos para poder recuperar el aire, me agaché y respiré profundamente, al levantar la vista vi una pequeña pradera con nieve y con ayuda de la luz de la luna, vimos que el sonido provenía de un lobo mal herido. Tenía la pata trasera rota y algunos rasguños. Al acercarnos, nos sorprendimos al ver que era un lobo gigante más de lo normal. Parecía que lo habían arrastrado varios metros y después lo abandonaron para que muriera. ¿Qué mente tan enferma haría eso?. Me acerqué un poco más y vi que estaba amarrado de la otra pata, al observarlo bien supusimos que estaba desmayado así que me acerqué más para quitarle la cuerda que tenía.

-¿Qué haces Jaimy?- preguntó muy nervioso Monty.

-Voy a ayudarlo.

-¡¿Estás loco?! ¿Ya viste el tamaño de ese lobo? 

-Lo sé Pippa pero no puedo dejarlo así.

-Puede despertar y morderte.

-Caleb, si lo dejo así morirá. ¿Van a ayudarme o no?.- Todos se miraron entre sí en silencio hasta que Caleb habló.

- Yo tengo un kid de navajas que le quité a mi papá. Puedes usarlo para cortar la cuerda.

-Que malo eres Caleb.

-Nosotros le quitaremos la nieve que tiene encima.

-Gracias chicos.

Rápidamente cada uno hicimos nuestro trabajo. Yo cortaba rápidamente la cuerda y trataba de no mover lo para no despertarlo, mientras que mis amigos quitaban la nieve de su cuerpo. Pasaron unos minutos y corté el último pedazo de cuerda, de pronto de un salto, el lobo se levantó gruñendo y en un parpadeo tenía sus ojos amarillos enfrente de los míos.

-¡Jaimy!- gritaron todos al mismo tiempo.

No puedo moverme. Los ojos amarillos y profundos del lobo me hipnotizaban, sentía un frío en todo mi cuerpo, no sabía qué hacer, tenía al lobo a unos centímetros de mi y no sabía si ese sería mi último momento. Pero... sentía algo familiar en ese animal, como si lo conociera desde hace tiempo. Al sentirlo, el lobo dejó de gruñir y se calmó. Alcé mi mano y lo acercaba a su largo y fino pelaje negro.

-¡Jaimy dejalo!

Sentía una conexión inexplicable con el y tenía que hacerlo. De pronto,  un destello nos separó abentándonos hacia atrás, el lobo se recuperó inmediatamente y  gruñendo huyó hacia lo obscuro del bosque. 

-Vaya, vaya- dijo una voz masculina que se encontraba en la obscuridad del bosque.- tenía antojo de un delicioso venado, y unos mocosos me espantaron la cena.

-¡Eso no es un venado!- Gritó Peppa

-¿Ah no? No importa, la carne sabe igual.

Jack Frost y el misterio de los Guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora