Camila estaba sentada en la cama de aquella habitación sencilla, observando cada rincón con detenimiento. Las paredes inmaculadas, el suelo limpio y una cama con sábanas perfectamente dobladas frente a ella. Nada de polvo, nada fuera de lugar. La decoración era simple: una cómoda vacía, una mesita de noche, y un pequeño armario que no tenía mucho para ofrecerle. Abrió la cómoda con un suave suspiro, el chirrido de los cajones llenando el silencio. Comenzó a guardar la escasa ropa que llevaba en su mochila: dos camisetas, una falda, dos conjuntos de ropa interior, cuatro pares de calcetines, un gorro de pescador, y dos pares adicionales de gafas. Era todo lo que poseía.
Al quitarse la sudadera, quedó con una camiseta roja que llevaba una rosa negra estampada en el pecho, sus pantalones de chándal negros, y los calcetines a juego. Sus converse aún estaban en la entrada de la casa. Se tomó un momento para observar el techo, perdida en sus pensamientos. Aunque no necesitaba dormir, le gustaba colgarse de cabeza mientras leía o miraba el móvil. Tal vez podría preguntarle a Inko si era posible añadir algo que le permitiera hacer eso en su habitación.
Unos suaves golpes resonaron en la puerta. "Adelante", dijo, y la puerta se abrió despacio. Izuku entró con pasos tímidos, casi como si temiera molestar.
—¿Pasa algo, Izuku? —preguntó Camila, levantando una ceja ante su evidente nerviosismo.
Izuku se sonrojó al instante, y comenzó a negar con la cabeza solo para luego asentir frenéticamente.
—Ehm... ¿podrías... ayudarme con... algo? —su voz era temblorosa, apenas audible, mientras su mirada intentaba evitar la de Camila.
Camila lo miró directamente a los ojos. Leer los pensamientos de Izuku era sencillo para ella, y en segundos captó lo que él intentaba ocultar.
"Necesito colocarme la venda en el hombro, pero no quiero molestarla. Además, si mi madre se entera..."
—Ven, yo te ayudo —respondió Camila, interrumpiendo sus pensamientos antes de que pudiera terminar de decidirse.
Izuku se sobresaltó, claramente olvidando que ella podía escuchar sus pensamientos. Avergonzado, entró con pasos cortos, las vendas apretadas en su mano temblorosa. Camila extendió la mano para tomarlas, pero notó que Izuku no se movía.
—Izuku... si no te quitas la camiseta, no podré vendarte —le dijo en tono divertido.
El rostro del chico se puso rojo como un tomate. Tropezando con sus propias palabras y casi sin respiración, se quitó la camiseta, revelando su delgado torso cubierto de moretones, rasguños y quemaduras. Camila se acercó, analizando con detenimiento su hombro. Pero, al inclinarse, algo en ella cambió.
El aroma de la piel de Izuku inundó sus sentidos. Era dulce, cálido... irresistible. Su mirada bajó hasta sus hombros, salpicados de pecas, y su control comenzó a tambalearse. Sin poder contenerse, sus manos rodearon la cintura del chico, acercándolo hacia sí, mientras sus colmillos comenzaban a alargarse.
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Dangerous Touch
FanfictionCamila Castillo es una joven peculiar, marcada por su pasado y su naturaleza sobrenatural. Hija ilegítima de Enji Todoroki y Gabriela Castillo, es la media hermana de Shoto Todoroki y sus hermanos, pero a diferencia de ellos, su herencia es más oscu...